Otra Playa de Palma es posible. Casi dos años después de crear la marca 'Palma Beach', Juan Ferrer, Pedro Marín y Mika Ferrer siguen trabajando para dar un lavado de cara integral a una zona identificada desde hace décadas como destino de turismo de borrachera. No es una etiqueta, es una realidad. Pero consideran que están en el camino correcto para ganar la batalla a los escépticos y a una mala reputación que traspasa fronteras.
En ese camino se han aliado con Nicki Page, creadora de 'Pageoneworld'. Esta emprendedora, especializada en analizar y dar valor a marcas y empresas en el mercado del lujo, ha realizado un trabajo de campo de seis meses en Mallorca para detectar tanto las deficiencias como las fortalezas - "opciones de oportunidad", según su propia definición- que ofrece la isla y, concretamente, una Playa de Palma que aspira a vivir una segunda vida.
El lugar escogido para la presentación fue el Hotel Llaüt Palace, un cinco estrellas que abrió el pasado diciembre con una decidida apuesta por el turismo de calidad. El establecimiento combate en primera línea del frente porque a escasos metros se levantan el Bierkönig y el MegaPark, las dos mecas del turismo de borrachera de la zona.
Page admitió que la primera vez que pisó la isla estaba cargada con los habituales prejuicios asociados al turismo de sol y playa. Sin embargo, quedó impactada con la 'otra' Mallorca, la que presume de naturaleza y gastronomía. Y con las posibilidades que esa otra versión de la isla, más desconocida, ofrecía también a una zona tan denostada como Playa de Palma. "Se trata de crear un destino dentro de otro destino", verbalizó Juan Fernández, director comercial de 'Pageoneworld' en Balears.
La británica pidió elevar los "estándares de calidad" de los establecimientos hoteleros de cinco estrellas. Criticó que en algunos casos el servicio que ofrecen no se corresponde a la categoría que tienen desde un punto de vista administrativo. Y, advirtió, el cliente que pernocta en hoteles de lujo viaja mucho, compara y los alojamientos de la isla pueden salir perdiendo.
Page fue muy crítica con la "división" que ha detectado durante su estudio entre los actores implicados en la deseable transformación de la Playa de Palma. Políticos, hoteleros y ciudadanos, indicó la empresaria galesa, deberían ir de la mano para acometer una reforma creíble.
Page se declaró "sorprendida" por una Mallorca que, en su opinión, tiene en su mano atraer a un turismo de calidad que vaya sustituyendo al clásico visitante que viene a pasar una semana por apenas 400 euros. Sin embargo, reclamó a empresarios y autoridades una visión "global". La galesa dijo no entender la visión cortoplacista de muchos de ellos, y recordó que incluso los dinosaurios se extinguieron. "Los hoteleros de una zona como Playa de Palma son aliados, pero algunos siguen viéndose como una competencia en lugar de remar en la misma dirección", sentenció.
Récords poco rentables
La empresaria pidió más calidad, mejor servicio al cliente, más inversiones y una mayor implicación de los responsables políticos para que la isla seduzca a visitantes habituales del turismo de lujo o, al menos, con mayor poder adquisitivo. Mallorca acumula varios veranos batiendo récords de llegadas de turistas pero, como recordó la galesa, eso no se traduce necesariamente en más dinero para hoteles, restaurantes y empresas que dependen del sector.
Criticó que muchos hoteleros estén más interesados en llegar "al cien por cien de ocupación a cualquier precio", en lugar de ofrecer más calidad independientemente de las cifras. "Pueden ganar más dinero sin necesidad de tener todas las habitaciones reservadas", indicó.
