Margalida Capellà, diputada de Més per Mallorca, se despidió ayer de su escaño en el Parlament, que abandona para centrarse en su trabajo como docente en la UIB y en su familia. Capellà aprovechó su última intervención en el pleno del Parlament para agradecer a todos los diputados y al personal de la Cámara balear por estos dos años en los que ha sido diputada.

En su intervención, en la que apeló al consenso y la conciliación, pidió a todos los diputados que "se cuiden" porque "la política es muy dura", a la vez que les recordó que "no vale la pena el insulto" en los debates, algo que "a los ciudadanos les desagrada profundamente". Mientras se dirigía hasta su escaño, la Cámara dedicó a Capellà un largo aplauso mientras algunos diputados y consellers se ponían en pie.

Poco antes, en los pasillos del Parlament, la dirigente de Més afirmó que estar en la "primera y segunda línea" política "desgasta mucho" pero es un trabajo que "vale la pena".