El caso de los contratos a dedo desde conselleries de Més al exjefe de campaña de partido, Jaume Garau fue abordado por la presidenta Francina Armengol en su discurso sobre política general del Govern pasando de puntillas sobre el asunto, refiriéndose a él como una cuestión de asunción de responsabilidadescuestión de asunción de responsabilidades. De hecho, ni siquiera pronunció las palabras 'caso Contratos' 'caso Contratos, como tampoco utilizó el término 'corrupción'".

Armengol abordó este asunto como una cuestión de "ética y transparencia" exigida por los ciudadanos, unos ámbitos en los que, a su juicio, su Ejecutivo ha estado a la altura. "Tengo claro que no es mejor el que se dice mejor, sino que el actúa mejor y este Govern no se esconde cuando ha de afrontar la verdad y pone sus defectos delante del espejo", afirmó. Añadió que, por ello, cuando "alguna cosa no se ha hecho bien", su Govern reacciona "reconociendo los hechos, pidiendo disculpas y, sobre todo, actuando en consecuencia, se explican todos los detalles y se asumen responsabilidades".

"No somos inmunes al error, pero sí que somos garantes de la responsabilidad y honestidad; no podemos prometer que no os equivocaremos, pero sí que rectificaremos cuando eso pase", sostuvo sobre un asunto en el que, previsiblemente, el líder del PP, Biel Company, intentará hoy colocarla entre la espada y la pared.

No será la única cuestión en la que en principio Armengol deberá esforzarse hoy en hacer equilibrios. El conflicto catalán, con su postura diferente a la del PSOE estatal, también ocupó ayer una parte de su intervención. La jefa del Ejecutivo reiteró su defensa del "diálogo" para encontrar una solución.

Cataluña

"No podemos jugar a desestabilizar el clima de convivencia que nos hemos dado entre todos", dijo antes de calificar como "muy grave" esta crisis y repartir responsabilidades entre Gobierno central y Generalitat. "Se ha demostrado a dónde conducen años de inmovilismo, de decisiones unilaterales, de palabras sin hechos y de hechos sin palabras", afirmó. A su vez, consideró que también "se ha demostrado que no lleva a ninguna parte saltarse las leyes en una huida hacia adelante ni tampoco convertirlas en trincheras, porque las leyes las hace la política y un problema político solo se puede afrontar desde la política, que tiene en el diálogo su principal arma".

Junto a ello, consideró que se trata de una crisis que "tiene su origen en un marco institucional que ha quedado desfasado" y que debe adaptarse a la actualidad "reconociendo la pluralidad nacional, lingüística y cultural de un Estado que es diverso y que solo podrá garantizar una igualdad de derechos si trata diferente al que es diferente".