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La muerte de Alpha Pan condena a la sanidad del PP

Esta casa mallorquina se vende por 27 millones de euros. La finca de son Serralta en Puigpunyent, con una capilla, diez habitaciones y diez mil olivos en sus 82 hectáreas, se suma a las propiedades más caras de la isla. La única certeza es que no la comprará ningún mallorquín.

El PP estuvo a punto de interpretar la muerte de Alpha Pan (emplearemos la nomenclatura curiosamente reiterada por la jueza de instrucción, que debemos considerar canónica) como un triunfo de la medicina. Admitamos, en aplicación del auto judicial del segundo archivo de la causa, que "por regla general el error de diagnóstico no es tipificable como acción penal". Un médico puede confundir una tuberculosis con una bronquitis, pero esta equivocación no punible según la instructora tampoco es uno de los momentos estelares de la historia de la ciencia. Por no hablar del riesgo de contagio, un dato que no preocupa a quienes piensan que todo funcionó a la perfección porque deben sentirse inmunes.

Acallado el griterío, el auto también demuestra que la muerte de Alpha Pan condena a la sanidad del PP. Al exculpar a la doctora y al celador, pone el énfasis en la desastrosa estructura sanitaria montada por los populares, que ya había reprochado la Audiencia Provincial al refutar el primer archivo. Verbigracia, "se produjeron fallos en el sistema sanitario en su conjunto y en cadena, evidenciadores de un posible funcionamiento anormal del sistema sanitario". ¿De verdad que estamos ante un motivo de orgullo para el Govern del senador Bauzá?

La descalificación sumaria del PP es mucho más rotunda que la participación del personal sanitario. "No se comunicó la situación a epidemiología a pesar de las sospechas", "tampoco se pusieron en contacto con el hospital para el seguimiento", por no hablar de "la deficiencia del actual sistema informático". Y sobre todo, se enfatiza la importancia del Decreto Ley del Gobierno Rajoy que situaba a Alpha Pan como un "extranjero irregular que no tenía derecho a la prestación sanitaria". El miedo consiguiente "podía disuadir a los enfermos a acudir a los servicios sanitarios, lo que puede explicar el silencio del propio enfermo sobre la información que él ya tenía". En fin, que el PP está de enhorabuena.

A propósito de negaciones de la evidencia, quién nos iba a decir que veríamos a la ecosoberanista Pilar Carbonell declinando ante el Parlament las variantes de la célebre frase de Gabriel Cañellas, "en Mallorca nos conocemos todos". El problema no reside en sus acreditadas espontaneidad y simpatía, sino en que la transcripción de su conversación a las órdenes de Tomeu Sbert la inhabilita para el cargo que ocupa.

La amabilidad de Carbonell hacia los responsables del mayor caso de corrupción de la historia de Balears preocupa en su supermercado del Olivar. Un sábado de este octubre, la cajera le preguntó:

-¿Y esto que dicen de ti?

+Bah, tonterías ahora estoy esperando a que me llame el juez.

-Pero no será nada.

+Qué va, tienen un montón de llamadas de él (Sbert) y he salido. Si en lugar de pinchar su teléfono, hubieran pinchado el mío, tendrían mil conversaciones como ésta.

Hoy nos ilustra la fachada de una casa mallorquina que se vende por 27 escuetos millones de euros. La finca de son Serralta en Puigpunyent dispone de una capilla, amén de diez habitaciones y diez mil olivos plantados en sus 82 hectáreas. Se suma a las propiedades más caras de la isla, la única certeza es que no la comprará ningún mallorquín. Es decir, los ciudadanos de a pie crean unas condiciones apropiadas para precios disparados que no podrán permitirse. Como decía el célebre pensador marxista, esta disfunción se solucionaría "regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación". Sí, es un fragmento de la Constitución. De su artículo 47, sin ir más lejos.

No siempre acertamos por exceso. Al ser detenido Mohamed Harrak en Son Gotleu, en medio de un despliegue policial sin precedentes, escribimos por olfato que "al margen de las pruebas que aporte la investigación, media un largo trecho entre la fanfarria belicista del veinteañero y el chaleco suicida. Su convicción es tan torpe que el auto de cárcel respira aliviado al descubrirle el utillaje de pesado de la cocaína". Y en efecto, el residente palmesano ha sido absuelto de yihadismo por la Audiencia Nacional, que se caracteriza por la mano dura contra el terrorismo islámico. Los tres años de condena corresponden exclusivamente al narcotráfico.

Dos días después de la aparatosa detención de Harrak, reseñábamos que se producía una semana después de que los sindicatos policiales se manifestaran públicamente en Palma por las ausencias interminables del jefe superior de policía, porque "Antonio Jarabo según sus subordinados pasa más tiempo en Canarias que en Mallorca". Y al poco tiempo tenía lugar el arresto del hoy absuelto de islamismo, "siete meses después de la planificación de un atentado que le ocupó dos días de octubre de 2015 y que no tuvo continuidad. La cronología no garantiza una interpretación correcta, pero es esencial para desentrañarla".

El Real Mallorca ha encontrado por fin la categoría que le corresponde, ojalá permanezca en ella muchos años. En su gira siempre triunfal, Maria del Mar Bonet aprovechó el recital en el Liceu barcelonés para proponer que la Balanguera fuera el himno de los Països Catalans. La que iba a armarse en Mallorca, por no hablar de la versión de Chenoa. En un guiño montado sobre otro, la mallorquina no argentina interpreta Què volen aquesta gent? en el Principal para pedir la libertad de los activistas encarcelados, pero la canción cuenta con una revisión también célebre a cargo de Joan Manuel Serrat. A buen entendedor, ni tocarlo.

Reflexión dominical pasiva: "La democracia no sobrevive gracias a sus entusiastas, sino a sus indiferentes".

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