-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Preparado para su segunda mediación en Cataluña?"

-Jajaja. Los temas laborales son más concretos y tangibles. Lo primero en una mediación es delimitar el problema, llevarlo al suelo, y aquí no es fácil.

-¿El problema catalán no es fácil de delimitar o no se ha delimitado?

-Ambas cosas. Lo importante es que las emociones no gocen de un papel predominante, que se queden a ras de suelo y que aparezcan los intereses. Una mediación es abandonar la poesía por la aritmética.

-Los independentistas no pueden ser más duros que los trabajadores de seguridad del Prat barcelonés.

-Los conflictos laborales siempre registran realidades, y lo otro entra en el tema de las emociones, de difícil acotación. La política no tiene otro objetivo que promover la convivencia

-¿La solución de Cataluña depende de La Moncloa?

-Qué va. Depende básicamente de los catalanes, un protagonista ausente en la resolución de esta crisis. Y también depende de la evolución de la Unión Europea.

-¿Cómo catalán pensó en llegar a la actual situación?

-Pues no, y todo el mundo cree lo mismo, que lo que él piensa es mayoritario. No pensaba que se llegaría a este extremo, porque un pueblo como el nuestro, con una historia tan complicada y dolorosa, ha dado un salto que nos permitía estar orgullosos con los logros sociales de la democracia. Pasar de cincuenta mil a 250 mil médicos, o de pensiones de 70 euros a pensiones de 1330.

-Balears estuvo una legislatura sin Consejo Económico y Social, y la economía no lo notó.

-Por supuesto, no somos tan importantes. Ahora que se habla tanto de la democracia participativa, es importante un centro de deliberación racional y no pasional. Ayudamos en el combate entre la razón y la sinrazón.

-Todavía no me ha soltado ninguna de sus famosas citas cultas.

-Ya le he colado una, porque fue Popper quien dijo que se libraba un combate ético entre la razón y la sinrazón. Y ahora que se debate el respeto a las formas, tengo otra de Safranski, la verdad está en el procedimiento. Como decía el francés, lo más profundo es la piel.

-La hostelería mallorquina ha firmado la subida salarial del siglo.

-El que pacta tendrá motivos para el acuerdo. A menudo no somos conscientes de la gravedad de la crisis que hemos pasado. Los salarios subieron un 0.6 por ciento entre 2008 y 2016, frente a un cuatro por ciento anual antes. Si queremos ganar más, tenemos que saber más, se necesita un acuerdo nacional por el conocimiento. Si no mejoramos, daremos bandazos.

-Los trabajadores españoles sufrieron la crisis con responsabilidad.

-Tenemos un cierto desdén intelectual hacia los sindicatos que, al igual que las organizaciones empresariales, lo han negociado todo y han dado lecciones de tolerancia en estos cuarenta años. Se ha pasado de 120 a tres millones de horas anuales perdidas por huelga, mientras que la crisis multiplicaba por cuatro a los hogares con todos sus miembros en paro.

-Señor inspector, ¿el horario y ni un minuto más?

-Sí, pero fui inspector en un tiempo que ya ha dejado de existir, cuando se cumplía lo que los sabios llamaban la triple concentración. Los mismos trabajadores, en el mismo sitio, haciendo las mismas cosas. Esto ha desaparecido, todo es ahora más difícil de ahormar, más líquido.

-Me ha colado una cita líquida de Zygmunt Bauman.

-He estado a punto de no decirlo, uno anda rayando la pedantería.

-¿Todos los trabajadores deben cobrar tanto como los estibadores en que usted medió?

-Tienen un sueldo que no es malo, pero hay que recordar que no les ha caído del cielo. No nos engañemos, no se lo hemos dado ni usted ni yo.

-¿Para mediar se necesita una cierta edad?

-Se necesita alteridad, la conciencia de que hay otros. El que dice nosotros, miente.

-¿Salario social para todos y que trabaje quien quiera?

-Es un concepto muy en boga hoy en día, cuando tanto se habla de robotización. Los datos son para echarse a temblar, porque no es que estén cambiando muchas cosas en esta época, sino que está cambiando la época. El futuro no está escrito, creo en el factor humano y en mantener lo que nos permite convivir. A saber, sanidad, educación y pensiones.

-Sus cargos proceden de González y Zapatero.

-Desde que tenía 17 años estoy metido en estas aguas, pero ahora milito por razones obvias en el pelotón de los laicos, o de los huérfanos.

-¿Por qué no ha sido ministro?

-No vinieron dadas, pero he sido un compañero de viaje y un tonto útil muy fiel.