Un nuevo caso de legionella, notificado a la dirección general de Salud Pública ayer por la noche, eleva a 19 los afectados por este brote detectado en Palmanova. Un brote que ya ha provocado un fallecimiento, el de un turista que murió la semana pasada en Son Espases pero que, al parecer, tenía muchas patologías de base -diabetes, leucemia crónica, cardiopatía isquémica- que habrían contribuido al fatal desenlace.

La directora general de Salud Pública, Maria Ramos, explica que 16 de estas notificaciones de casos de legionella, enfermedad de declaración obligatoria, han llegado desde diversos países europeos y que tan solo tres casos se han diagnosticado aquí: el del turista fallecido la semana pasada, el de otro visitante que se notificó el pasado 9 de octubre y que estuvo ingresado en Son Espases y fue dado de alta el pasado 13 de octubre, y el de la trabajadora de uno de los hoteles de la zona cuyo contagio se supo el pasado día 11 y que ya se encontraría plenamente recuperada.

Ramos añade que el hecho de que nueve de los casos notificados hubieran estado alojados todos en el mismo hotel dirigieron las primeras actuaciones hacia ese establecimiento, al que se le cortó el suministro de agua como medida de precaución. No obstante, la directora general de Salud Pública matiza que notificaciones posteriores desde diversos puntos de Europa les han permitido constatar que todas las personas contagiadas por la bacteria diagnosticadas hasta el momento estuvieron alojadas en hasta siete establecimientos diferentes de la zona.

Añade que un cotejo en un mapa de estos puntos de alojamiento les ha permitido definir un itinerario bastante preciso, lo que le lleva a sospechar que el foco de la infección podría encontrarse en algún punto exterior. Por ello, aparte de visitar todos los establecimientos hoteleros y recomendarles una serie de medidas para contrarrestar la presencia de la bacteria en sus instalaciones de agua, han procedido a clausurar todos los presuntos focos de contagio exterior.

Así, han cerrado las duchas de la playa, los aspersores de los jardines, fuentes ornamentales así como un gran chorro de agua en una de las piscinas de un establecimiento hotelero. Añade la responsable de Salud Pública que también han procedido a revisar unos nebulizadores de un par de restaurantes de la zona que, aunque en estos momentos se encuentran cerrados, sí estaban abiertos a finales de septiembre.

Ramos hace hincapié así en que la infección por esta bacteria puede incubarse hasta durante dos semanas sin que la persona afectada manifeste ningún síntoma, por lo que no se puede descartar que el foco de la infección se encontrara en estos artilugios que vaporizan agua para refrescar a sus clientes.

La directora general recuerda que la legionella es una bacteria presente en el medio ambiente que crece en instalaciones de agua con un deficiente mantenimiento o sin los niveles de cloro suficientes para evitar la presencia de este patógeno. Y que la bacteria entra en las personas por las vías respiratorias al inhalar estas partículas de agua en suspensión, aunque afortunadamente no se trasmite de una persona a otra.