Arnau Muñoz, director de Airbnb para España y Portugal, sacó músculo a la hora de cuantificar el impacto de la plataforma en Balears. Y salpicó su discurso de críticas a la ley turística aprobada por el Govern este verano. "En Mallorca un seis por ciento de la población ha sido anfitrión o cliente de Airbnb. Es una realidad. Las administraciones tienen que entender que esas personas son sus votantes y ciudadanos. No se puede estar legislando de espaldas a ellos", criticó Muñoz ante la atenta mirada del principal impulso de la normativa balear, el vicepresidente del Govern y conseller de Turismo Biel Barceló.

El directivo pronunció un discurso en el marco del Foro Turismo+ organizado por DIARIO de MALLORCA en el que habló "en nombre de una comunidad de diez mil anfitriones en Balears".

Muñoz, que advirtió de que Airbnb está en las islas "para quedarse", reclamó "diálogo" a los políticos a la hora de abordar normativas como la balear, que puso a las plataformas en el punto de mira y las obligó a retirar toda su oferta ilegal bajo la amenaza de fuertes sanciones. "Nos sentimos más cómodos en un marco en el que se dialoga entre las partes, aunque no es fácil. Bravo a las normativas, pero que se escuche a los interlocutores", subrayó.

"Esta región ha cogido el toro por los cuernos", concedió. Sin embargo, lamentó que no hubiera habido consenso con las plataformas cuando se redactaba la ley: "Es un entorno muy complejo y echamos de menos una comunicación con nosotros. Asimismo, las leyes también hay que implementarlas. Y algunas cosas que oímos en términos de poner límites a particulares son injustas y desproporcionadas".

Muñoz interpeló constantemente al diálogo - "hemos llegado a cuatrocientos acuerdos en todo el mundo"- y defendió el "componente de descentralización y de desestacionalización" del alquiler turístico. "En Inca tenemos 330 anuncios y un solo un hotel. Permitamos que todo el mundo se beneficie de los flujos turísticos", ilustró.

Asimismo, quiso pasar página a la denominación de 'economía colaborativa' que ha acompañado a la actividad de su plataforma desde su fundación hace ahora una década -"es economía entre particulares"- y reiteró el argumento de referencia de los defensores del alquiler vacacional. "Estamos democratizando la forma en que la gente viaja. La esencia de Airbnb es cómo ayudamos a un anfitrión a llegar a fin de mes", asumió.

El director de Airbnb en España y Portugal recordó algunas cifras de su negocio en Balears en 2016: diez mil anfitriones que recibieron unos ingresos de algo más de cien millones de euros. El impacto económico total lo cifró en 550 millones de euros. "Todo eso está en juego si no somos capaces de entender en qué marco nos estamos moviendo", afirmó en referencia, de nuevo, a las administraciones.

También quiso desmentir dos de los principales inconvenientes que se asocian al alquiler vacacional: la economía sumergida y el turismo de baja calidad. "Todos los anfitriones reciben ingresos por transferencia bancaria, y por tanto son transparentes para la Hacienda española", subrayó.

"Se nos acusa de ser la puerta entrada a despedidas de soltero y grandes grupos. Sin embargo, nuestro promedio de viajeros es de 2'9", aseguró.