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Opinión

¿Cúando se volvió mallorca inhabitable?

Llegué a Mallorca en marzo de 1989. Tenía 21 años y mi primer empleo. A los tres días estaba instalado en un piso de La Calatrava desde el que se veía el mar por el que pagaba -a medias con un compañero- 22.000 pesetas, lo que representaba un porcentaje muy razonable del exiguo sueldo de 80.000 pelillas que cobraba.

Tenía la sensación de haber descubierto un buen lugar donde vivir. Aunque la ciudad no tenía aún ni una sola calle peatonal y el Barrio Chino era todavía un gueto en el que era mejor no entrar si no querías líos. Mi barrio estaba lleno de niños jugando en la calle y ropa tendida en los balcones.

Vinieron las grandes obras de rehabilitación. Sa Gerreria, con sus coquetos pisos, sustituyó al Chino. La gente empezó a vender sus casas a extranjeros a precios estratosféricos. Vino el boom del ladrillo y parecía normal comprar un piso y venderlo al año siguiente por el doble. Y vino el crack del ladrillo, que se llevó por delante a algunas grandes constructoras y dejó muchas familias más hipótecadas de lo que podían soportar. Y las cosas no mejoran. En Eivissa ya no encuentran policías profesores o médicos, porque no pueden pagar los alquileres. Y en Mallorca vamos en camino. Una isla llena de millonarios que no encontrarán un médico que les atienda.

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