El Consell de Mallorca, a través del Institut Mallorquí d'Afers Socials (IMAS), ha decidido prescindir de la directora de la residencia de la Bonanova, en Palma. Se trata de una funcionaria que dirigía el centro desde hace poco más de un año en comisión de servicios. El IMAS le ha comunicado ahora que no le renueva esta comisión de servicios, que acaba el próximo mes de noviembre. El relevo al frente de la residencia geriátrica más grande de España, con 450 internos, se produce dos días después de que este periódico publicara la polémica interna por el régimen de sanciones a algunos ancianos por su comportamiento.

Desde el IMAS, organismo que gestionan conjuntamente Més y el PSOE, indican que el motivo del relevo es dar un nuevo rumbo en la gestión del geriátrico, y para ello están impulsando una importante reforma del centro con una inversión de millonaria. Apuntan también que la decisión de no renovar a la dirección de la Bonanova estaba ya tomada hace tiempo; no obstante, a la interesada se le ha comunicado dos días después de destaparse la controversia con algunos residentes.

La directora comunicó ayer a los trabajadores su no renovación en el puesto. Asimismo, el IMAS ha puesto a la jefa de servicio a supervisar la gestión hasta que se elija a unos nuevos responsables.

Desde el PP, la consellera y expresidenta del IMAS, Catalina Cirer, exigió al Consell que modifique el reglamento si es preciso, pero que evite crear "situaciones arbitrarias" con los ancianos de la residencia geriátrica.Apercibimientos a ancianos

Este periódico desveló el pasado lunes que la residencia geriátrica de la Bonanova, propiedad del Consell de Mallorca, estaba amonestando a ancianos cuando protestaban o tenían conductas poco adecuadas. Uno de los ancianos estuvo una semana sin poder acudir al comedor porque protestó airadamente de la calidad de la comida, mientras otra anciana tuvo prohibido acudir al bar y a la peluquería al quejarse de los altos precios de los servicios.

Ninguna de estas sanciones está contemplada en el Reglamento de Régimen Interior del geriátrico. Esta normativa habla de sanciones económicas, traslado de centro o incluso expulsión. No hace ninguna referencia a castigos disciplinarios en forma de prohibición.

Desde el IMAS explican que se trata de personas con pocos recursos, por lo que aplicarles sanciones económicas o expulsarlos no resolvería el problema y podría incluso agravar su situación. No obstante, reconocen que es preciso revisar el reglamento.

Por otra parte, un nutrido grupo de familiares también se ha quejado de la "mala calidad de la comida". En este sentido, señalan que si a un abuelo no le gusta la comida no le queda más remedio que irse a la cama sin cenar o comer únicamente la fruta que le dan de postre. También critican que cuando llevan ropa a sus familiares, esta ropa luego es repartida entre todos los internos.

Desde el IMAS indican que la Bonanova es un geriátrico muy difícil de gestionar dado su volumen de internos, 450.