La residencia geriátrica de la Bonanova, propiedad del Consell de Mallorca y que alberga a más de 450 personas mayores, está aplicando castigos a ancianos cuando protestan o tienen conductas poco adecuadas. Uno de los ancianos ha estado una semana sin poder acudir al comedor porque protestó airadamente de la calidad de la comida, mientras otra anciana tuvo prohibido acudir al bar y a la peluquería al quejarse de los altos precios.

Ninguno de estos castigos está contemplado en el Reglamento de Régimen Interior del geriátrico. Este reglamento habla de sanciones económicas, traslado de centro o incluso expulsión. No hace ninguna referencia a castigos disciplinarios en forma de prohibición. Tampoco en el del Institut Mallorquí d'Afers Socials (IMAS)

El caso ha saltado a la palestra cuando Jaume Roca, un residente de más de 80 años, decidió colgar carteles en la residencia pidiendo apoyo a sus compañeros para rebelarse contra los castigos impuestos. Roca es el interno que estuvo castigado durante una semana sin poder ir al comedor y se negó a acatar la medida de comer en su habitación. Por ello, decidió comer en el bar pagando de su bolsillo hasta que el dinero le llegó y organizó una protesta. Los carteles de Roca fueron retirados por la dirección del centro de forma rápida.

En estas imágenes se pueden obervar los carteles que colgó en el hall de la residencia de la Bonanova el anciano que fue castigado a no comer en el comedor con el resto de internos. Pide apoyo a sus compañeros para rebelarse contra los castigos.

Javier de Juan, vicepresidente del IMAS, reconoció que este tipo de castigos no están ni especificados ni estipulados en los reglamentos del organismo público y admitió que deberían revisarse. "Es cierto que no están contemplados, pero nos encontramos con gente de perfiles sociales precarios que si se aplica el reglamento de la expulsión o sanciones económicas no conseguiremos nada y van a volver a caer en manos de los servicios sociales", indicó el vicepresidente del IMAS. Asimismo, añadió que optan por este tipo de medidas "antes de expulsarlos o cambiarlos de centro, que al final nos vamos a encontrar con la misma situación".

De Juan relato que en el caso de Roca protagonizó un episodio de orden de convivencia. "Tiró los platos por el suelo y en una residencia con más de 450 personas internas no se pueden producir estos episodios".

De Juan aseguró no tener noticia de los otros casos de castigos que ha podido conocer este periódico. Uno de ellos se refiere a una anciana que se quejó de los altos precios del bar de forma vehemente. Esta mujer de más de 80 años estuvo castigada durante varios días a no acudir al bar ni tampoco utilizar los servicios de la residencia, como por ejemplo la peluquería. Otro caso que ha trascendido es el de otra anciana que tiene problemas con el alcohol y cuando bebe en exceso es aislada y no la dejan dormir en su habitación con sus enseres personales.

En estas imágenes se pueden obervar los carteles que colgó en el hall de la residencia de la Bonanova el anciano que fue castigado a no comer en el comedor con el resto de internos. Pide apoyo a sus compañeros para rebelarse contra los castigos.

También algunas familias se han quejado que por obras han suprimido las habitaciones individuales y ello ha creado muchos nervios a los ancianos.