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Ayudas

Las organizaciones sociales detectan una notable bajada en la demanda de ayuda

La solicitud de material escolar o de alimentos registra fuertes recortes en Mallorca de la mano de la recuperación del mercado laboral y de una apreciable prolongación de la temporada turística

Imagen de una de las campañas de recogida de alimentos desarrollada en la isla. A. Fernández

Tras años de crisis en los que trabajadores y voluntarios de organizaciones sociales se veían desbordados por la avalancha de demandantes de auxilio que tenían que atender, por fin estas cargas de trabajo comienzan a descender, un factor para el que se apuntan dos elementos claves: no solo hay más empleo, aunque se reconoce que en muchos casos es precario y con bajos salarios, sino que además la prolongación de la temporada turística está permitiendo a muchas familias afrontar un cierto saneamiento de sus cuentas durante más tiempo. Sin embargo, no se oculta que el reto ahora es ayudar a las personas cuya precariedad se ha cronificado, como los parados de larga duración, especialmente los de mayor edad.

Este descenso en la demanda de auxilio durante este año es apreciado de forma unánime por los responsables de Cruz Roja, Càritas Mallorca y Banco de Alimentos.

La coordinadora autonómica de la primera de estas organizaciones, Juana Lozano, aporta un dado muy significativo: la demanda de ayuda para la obtención de material escolar durante el inicio del presente curso se ha reducido un 8% respecto al pasado año. La importancia de este dato radica en que muchas familias que están consiguiendo hacer frente a sus gastos básicos, como alquiler o alimentación, gracias a la reincorporación de alguno de sus miembros al mercado laboral, luego tienen enormes dificultades para atener desembolsos extraordinarios de envergadura como el derivado del retorno a las aulas de los hijos.

El segundo dato lo aporta la presidenta del Banco de Alimentos, Carmen Sudera. La cifra de familias que se benefician de los productos facilitados por esta organización, que en los momentos más crudos de la crisis se situaba en las 40.000, se ha reducido ya hasta las 29.000.

También la coordinadora de Acción de Base en Càritas, Raquel Ríos, señala un descenso en el número de personas a las que se atiende desde sus servicios, aunque en este caso con un matiz: esta reducción se explica tanto por la mejoría que han registrado muchas familias en su situación económica como porque la actual estrategia de Càritas pasa también por orientar a las personas necesitadas para que accedan a las ayudas que se ofrecen desde las Administraciones públicas en lugar de entregarlas directamente.

Más empleo y más largo

A la hora de explicar lo que está sucediendo, el análisis vuelve a ser coincidente: la recuperación del empleo está permitiendo a muchas familias cubrir, como mínimo, sus gastos básicos. Se insiste en que esta recuperación laboral se ha sustentado en un alto porcentaje de contratos precarios y en bajas retribuciones, pero éstas sirven al menos para atender las necesidades más fundamentales, aunque no necesariamente para hacerse con reservas económicas con las que superar el invierno. Eso explica que una vez concluida esa contratación, muchas de estas personas se vean obligadas a demandar de nuevo ayuda social.

Pero en este aspecto, este año se está detectando un factor extraordinario: la temporada alta se está prolongando más allá de lo que estaba siendo habitual, y ya entrados en octubre sigue sin darse el aumento en la demanda de auxilio que se registraba en ejercicios anteriores, y todo apunta a que no será hasta noviembre cuando se haga patente el cierre de los establecimientos turísticos.

Sin embargo, desde estas organizaciones se subraya que la situación dista de ser óptima, debido a que durante los últimos años los problemas que han registrado muchas familias han adquirido un carácter crónico, y resulta ya muy difícil su reinserción, algo especialmente visible con los parados de larga duración, y especialmente con aquellos de mayor edad.

En este sentido, la presidenta del Banco de Alimentos aporta una de las claves: pese a que las personas atendidas se han reducido más de una cuarta parte, cada día, de lunes a jueves, salen de sus almacenes de cuatro a cinco toneladas de productos para ayudar a los colectivos más necesitados.

La coordinadora de Cruz Roja señala otro dato igualmente relevante: las peticiones de ayuda para material escolar, pese al descenso, se han movido este año muy cerca del medio millar, a lo que hay que sumar más de 31.000 euros para libros, y esta última cantidad sí ha registrado un ligero crecimiento.

A ello suma que las peticiones más habituales siguen siendo las relacionadas con gastos básicos, como la alimentación, la vivienda y sus suministros, como gas o electricidad.

Difícil reinserción

La representante de Càritas subraya que aunque se esté detectando una rebaja en las solicitudes de esas ayudas, las actividades de formación laboral (como los cursos para mejorarlas competencias) siguen mostrando llenos, con la presencia mayoritaria de mujeres, pero también de desempleados de larga duración.

Raquel Ríos insiste en los graves problemas que tienen para abandonar las situaciones de vulnerabilidad las personas que llevan muchos años en situación de desempleo, de ahí que la iniciativa que su organización está próxima a poner en marcha sea la de crear una empresa de inserción laboral, desde la que ofrecer un contrato a individuos con situaciones de especial dificultad, con el fin de que el paso por la misma les sirva como trampolín para poder conseguir después un contrato normalizado.

Todas estas organizaciones comienzan ya a prepararse para el próximo reto, como es el aumento en la demanda de auxilio a medida que se acerca la Navidad, especialmente en los aspectos relacionados con los niños.

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