Prestigio. Esa iba a ser la principal aportación que la finalmente frustrada implantación de la sede de CaixaBank en Palma iba a tener para la ciudad y para el conjunto de Balears, una ventaja que finalmente se queda en manos de Valencia tras la decisión adoptada ayer por el consejo de administración del banco en favor de la ciudad levantina. Porque en el corto plazo, no iba a conllevar una repercusión significativa a la hora de generar riqueza para las islas o en la creación de empleo, según señala el catedrático de Economía y director de la Fundación Impulsa, Antoni Riera. En cualquier caso, el beneficio reputacional no hubiera sido desdeñable, al reforzar una imagen del archipiélago como punto de estabilidad jurídica e institucional atractivo para los inversores, aspecto este último señalado también por la presidenta de la patronal CAEB, Carmen Planas.

Riera destaca que la decisión del tercer banco más importante de España de implantar su sede en Valencia no supone su deslocalización de Cataluña, sino un simple cambio de sede administrativa, porque la operativa se va a mantener en las torres que la entidad tiene en la Diagonal de Barcelona.

Dado que además es previsible que este cambio no sea definitivo, sino solo transitorio a la espera de que se despejen incertidumbres respecto al proceso de independencia catalán, se señala que las arcas municipales y autonómicas de las islas apenas iban a registrar recaudaciones adicionales de haber sido finalmente las elegidas. El principal tributo que paga una empresa es el de Sociedades, cuyos ingresos van directamente al Estado. El ayuntamiento de Palma hubiera ingresado el Impuesto de Actividades Económicas, cuyo montante es escasamente significativo y, de mantenerse el traslado a largo plazo y precisarse de nuevas instalaciones, CaixaBank hubiera podido tener que abonar a la Comunitat Autònoma el impuesto sobre transmisiones patrimoniales o a Cort el de bienes inmuebles, pero sin que los montantes hubieran sido tampoco relevantes.

Sin embargo, Antoni Riera no infravalora la ventaja que para el prestigio de Balears hubiera tenido la implantación de la sede del tercer banco del país, al otorgar a las islas una imagen de estabilidad y seguridad jurídica que ciertamente hubiera sido beneficiosa, opinión compartida por Carmen Planas. Esta última pone de relieve que esta reputación positiva hubiera podido generar "interés en las empresas y los inversores por establecerse en Balears".

Beneficios a largo plazo

En el caso de que CaixaBank hubiera mantenido su sede en Palma durante un periodo de tiempo prolongado, el director de la Fundación Impulsa señala que las ventajas se hubieran incrementado.

Porque al margen de la posibilidad de que se implantasen nuevos servicios y se hubiera creado algún nuevo empleo, la proximidad del banco y de su toma de decisiones conlleva ampliar su conocimiento del territorio y eso puede suponer una clara ventaja para las empresas implantadas en la zona a la hora de tratar con la entidad y obtener financiación con mayor facilidad.

¿Por qué se traslada la sede con carácter temporal? El motivo es acabar con la incertidumbre que esta generando la situación de Cataluña, señala Antoni Riera, de ahí que si está se despeja, es más que probable que se produzca un retorno a Barcelona. Esa incertidumbre no desaparecerá solo cuando se sepa si hay o no un proceso de independencia, si no que, en caso afirmativo, debe de saberse también en qué términos se va a producir.