En toda España se va a hablar durante mucho tiempo del convenio de la hostelería balear, un acuerdo al que las direcciones estatales de UGT y CCOO se han aferrado como referente para las futuras negociaciones, tanto en el ámbito nacional como autonómico. El hecho de haber acordado una subida salarial del 17% en cuatro años (2018 se va a abrir con un 5%) supone como mínimo duplicar las propuestas que hasta ahora estaban sobre la mesa y explica por qué las direcciones nacionales de ambas organizaciones hayan llamado a sus representantes en las islas para felicitarles por las mejoras obtenidas y para anunciar que será usado para dar un impulso a las negociaciones en otros puntos del país. Entre los que se pusieron al teléfono se encuentra el secretario general de CCOO estatal, Unai Sordo.

La asamblea de delegados y de afiliados de hostelería celebrada ayer por UGT puso en evidencia el elevado nivel de satisfacción existente entre los asalariados del sector, algunos de los cuales no dudaron el calificar el convenio suscrito como "el mejor de nuestras vidas". Pero además, se va a intentar que esas subidas salariales se extiendan, en lo posible, a otros sectores isleños con negociaciones en el corto plazo, como lavanderías, rent a car, limpieza o transporte regular, por citar algunos ejemplos.

El secretario de Acción Sindical de la federación de Servicios de esta organización, José García, desveló además durante la asamblea los motivos por los que solo los hoteleros mallorquines, con mayoría en la representación empresarial, han firmado el convenio, obligando a los demás a acatarlo: fueron los únicos que lo negociaron sin consultar al resto de patronales, incluidas las hoteleras de Menorca y de Eivissa.

En cualquier caso, José García se mostró convencido que finalmente todos los hoteleros del archipiélago acabarán suscribiendo el pacto, bajo el argumento que los beneficios que están obteniendo las empresas de alojamiento en todo el archipiélago permiten asumirlo sin problemas. Como referencia, subrayó que muchos hoteles han conseguido duplicar sus precios desde 2014 hasta ahora.

Menos optimista se mostró con las otras dos patronales que estaban en la mesa de la negociación, las de restauración y locales de ocio nocturno, unos sectores a los que calificó como la "cima de la explotación laboral" de las islas. En cualquier caso, señaló que el incremento acordado supone una media de 50 euros mensuales por trabajador y se preguntó qué empresa balear, en el actual marco de bonanza, no puede asumir ese desembolso.

José García aceptó en algo: los presidentes de estas dos últimas patronales no van a firmar el convenio, como tampoco lo hicieron en 2014. Sin embargo, el máximo responsable de la asociación de salas de fiestas y discotecas, Jesús Sánchez, reconoció ayer que no va a quedar más remedio que subir los sueldos un 17% durante los próximos cuatro años.

Patronales atadas al convenio

Sánchez indicó ayer que una vez consultados sus abogados, la posibilidad de poder desligarse del acuerdo que les vincula a los hoteleros son ínfimas, por lo que no les va a quedar más remedio que aplicarlo en las empresas a las que representan. Ya nadie pone en duda que van a ser más de 130.000 trabajadores en las islas los que se van a beneficiar de la subida salarial acordada.

Uno de los argumentos más repetidos ayer por los responsables sindicales es que el aumento de las retribuciones no es excesivo, sino merecido por los trabajadores, sobre los que se ha sustentado buena parte del éxito turístico de los últimos años. María e Ignacia son dos de las camareras de pisoque ayer acudieron a la asamblea, y destacaron que su colectivo se ha tenido que enfrentar a cargas de trabajo ampliadas con habitaciones en las que se han metido seis camas, y con turistas que en algunos casos las dejan en estado lamentable.

Pero desde UGT se señala que éste no es el único problema al que se han enfrentado los trabajadores durante los últimos años. Un ejemplo: hoteles en los que en pleno verano y una vez han salido ya todos los clientes, cierran el aire acondicionado de los comedores y obligan a sus camareros a trabajar para dejar en condiciones esas salas con unas temperaturas difíciles de soportar.

Pero hay más. Según José García, una práctica habitual en muchos restaurantes isleños es que no haya cocineros ni camareros, al menos en los contratos, sino solo ayudantes de cocina y ayudantes de camarero, con salarios oficiales más bajos y, consecuentemente, cotizaciones más reducidas a la Seguridad Social.

Otro ejemplo: la restauración y el ocio nocturno balear está plagado de trabajadores con contratos de cuatro horas diarias que en realidad suman más de diez y en muchos casos sin libranzas.

Cargas de trabajo

Quizás por todo eso, los afiliados que acudieron ayer a la asamblea mostraban tanto interés en que les explicaran cómo se va a actuar contra las excesivas cargas de trabajo.

Porque además de felicitarse por los logros salariales conseguidos y por las nuevas trabas que se van a aplicar a la externalización de las plantillas, buena parte de las preguntas formuladas ayer a los negociadores hacían referencia precisamente a cómo se va a poner coto a los excesos de trabajo y a abordar las enfermedades profesionales que se pueden derivar de ellos. La garantía de que estas situaciones van a ser tratadas a partir de ahora la pone el Govern con su firma en este acuerdo, según se puso de relieve.