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Encubrimiento de abusos

Una piedra en el ascenso de Ladaria

Denuncian al mallorquín de mayor rango en la Iglesia Católica por no haber llevado a la Justicia un caso de pederastia en Lyon

Una piedra en el ascenso de Ladaria

La Iglesia de Mallorca cuenta con tener pronto un cardenal. El Papa Francisco colocó este verano al mallorquín Luis Francisco Ladaria en uno de los cargos de más peso en la estructura del Vaticano y, de ahí, se da por hecho que de manera inminente el pontífice lo ordenará cardenal. Sin embargo, el jesuita se ha encontrado con una piedra en el camino de su fulgurante ascenso: el próximo mes de abril deberá comparecer ante la Justicia francesa por no haber denunciado un caso de abusos ocurrido en Lyon.

La Sagrada Familia acogía el pasado día 9 de septiembre la ordenación del mallorquín Antoni Vadell como obispo auxiliar de Barcelona. Para su primera bendición, el prelado eligió al ahora obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, y al prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Luis Francisco Ladaria; en una muestra del peso e influencia del jesuita manacorí en la diócesis de la isla desde que el Papa le encargara la doctrina del catolicismo.

Mientras, desconocedores de esta realidad, una asociación de víctimas de los abusos sexuales del párroco francés Bernard Preynat en los años 80 y 90 ha sentado a Ladaria en el banquillo por no haber denunciado los abusos del sacerdote después de haber tenido conocimiento de los mismos el año 2014. Tendrá que comparecer por ello en sede judicial el próximo abril.

Conocido por su silencio y discreción en el entramado vaticano, no es la primera vez que Ladaria se ve envuelto en un supuesto caso de encubrimiento. En 2012, desde la posición de secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, siendo titular el estadounidense William Levada, Ladaria firmó una carta en la que pedía apartar por pederastia al sacerdote italiano Gianni Trotta, pero sin darle publicidad para "no escandalizar a los fieles". Un escándalo que la prensa italiana rescató cuando el manacorí fue nombrado prefecto de la Congregación.

En Francia, la cosa ha ido más lejos y el jesuita ha sido denunciado y citado a declarar. El mallorquín también se ha visto salpicado por su anterior cargo de secretario de la Congregación, antes de que Francisco apartara al cardenal alemán Gerhard Müller. Los hechos se remontan a septiembre de 2014. El cardenal-arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin, contactó con Roma pasa saber cómo actuar ante el caso de pederastia en el seno de su diócesis. El prelado hizo la consulta, pero no obtuvo respuesta hasta febrero de 2015. Entonces, fue Ladaria el encargado de darle instrucciones.

"La Congregación, después de haber estudiado cuidadosamente el caso del sacerdote de vuestra diócesis, ha decicido confiarle la toma de las medidas disciplinarias adecuadas, siempre evitando el escándalo público". Así, Ladaria dejaba en manos de Barbarin apartar al sacerdote Bernard Preynat. Eso sí, sin que el escándalo trascendiera a la opinión pública. Con todo, la misiva del jesuita mallorquín precisaba que "no se le puede confiar ningún otro ministerio pastoral ni que suponga el contacto con menores" al sacerdote acusado de abusar de más de una decena de niños.

"Debería haber denunciado"

Cuatro meses después, la diócesis lionesa apartó al cura, que se despidió de los fieles excusándose en problemas cardiacos. Durante esos meses, el caso no se llegó a judicializar. Sólo fue después, en julio de 2015 y sin ningún conocimiento de las conversaciones entre Lyon y Roma, cuando las víctimas denunciaron a Preynat. Sólo entonces vio la luz la carta de Ladaria.

Precisamente, la entidad La Parole Libérée, que agrupa a las víctimas del cura Preynat, denuncia ahora estos hechos: que la diócesis de Lyon y el Vaticano, con Ladaria como nexo, tuvieran conocimiento de un caso de pederastia y no lo llevaran ante la Justicia. Además de Ladaria y Barbarin otros cuatro cargos eclesiásticos serán juzgados por ello.

"Ladaria fue informado por el propio Barbarin y respondió pidiendo tomar medidas pero evitando el escándalo público. No denunció y eso significa no responder a la ley francesa. Cuando uno tiene conocimiento de una agresión sexual a un menor tiene la obligación de denunciar", explica a este diario el presidente de La Parole Libérée, François Deveux. Las víctimas no hacen distinción entre ninguno de los denunciados: "Para nosotros la responsabilidad es la misma para los seis".

El objetivo de la denuncia no es otro que los tribunales sentencien que deberían haberse denunciado los abusos y no se hizo: "Que queremos que la justicia reconozca el error", reclama Deveux. De hecho, aunque el delito implica sanciones económicas, los denunciantes sólo reclaman la cifra simbólica de un euro. "Ni siquiera queremos que nos paguen las costas", explica el presidente de la entidad. Ladaria, que no estuvo representado en la vista del 19 de septiembre por no recibir a tiempo la citación deberá volver a ser citado.

El mallorquín de más peso en la estructura católica topa con una piedra en su ascenso.

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