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Análisis

El Govern coloca la segunda ecotasa

El Govern coloca la segunda ecotasa

El convenio que acabó con Inma Benito ha acabado por materializarse. El hotelero grande se come al chico, y los empresarios de la costa Norte que se rebelaron contra la supremacía de los linajes de postín han doblado la cerviz. Defenestraron a la presidenta que negoció con el Govern un aumento estratosférico, a cambio de asfixiar el alquiler turístico en pisos. Sin embargo, los díscolos tendrán que acatar.

Riu o Fluxá temían una auténtica revuelta social de sus trabajadores, a imagen y semejanza de Cataluña. Los beneficios obscenos necesitaban una compensación a los verdaderos artífices de la bonanza, con su esfuerzo cotidiano. Se ha cumplido prácticamente la mejora anual de cinco puntos durante un cuatrienio, anunciada por este diario tras la destitución de Benito.

Redondeando los porcentajes acumulados, los trabajadores de hostelería logran un aumento salarial del veinte por ciento. Todos los empleados españoles, y más de un ejecutivo, firmarían este incremento. En el lenguaje de Novecento, se salda un homenaje de Mallorca a sus kellys. El hotelero cosecha una pérdida ínfima si continúa la bonanza, pero los ciudadanos se quedan sin alquilar sus pisos para que los asalariados de hoteles y restaurantes obtengan remuneraciones justas.

Los hoteleros chicos han sido amansados por los gigantes —"somos los más poderosos y se ha de notar"—, pero sobre todo por la política del palo y la zanahoria del ministrable Iago Negueruela. El departamento de Trabajo amenazaba con inspecciones más onerosas que un aumento salarial, mientras apaciguaba a los levantiscos garantizando el monopolio del negocio turístico.

Al rematar la subida, el ingreso acumulado de los empleados de hostelería ascenderá a 60 millones de euros anuales. Es la segunda ecotasa que el Govern inflige a los hoteleros. Usted también paga, tal vez con gusto.

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