Jaume Matas, expresident del Govern, ha asumido en persona la decisión de contratar a Santiago Calatrava para realizar un edificio emblemático en la bahía de Palma y ha señalado que era la única persona capaz de hacer este proyecto por su condición de arquitecto e ingeniero.

Matas insistió a preguntas de la fiscal Laura Pellón que lo que contrató no era un proyecto, sino un anteproyecto, que suponía no solo la construcción de un edificio destinado a las artes escénicas, sino sobre todo una reorganización del Paseo Marítimo, con el sotorramiento de la circulación y la conversión del Moll Vell en una gran zona de ocio. Matas asumió solo la decisión política de realizar esta gran obra, pero se desmarcó de todo el procedimiento administrativo. Explicó que encargó el asunto a su conseller de cultura, Francesc Fiol, que se encargó de toda la tramitación. Matas aseguró que no sabía que el proyecto lo asumió la empresa pública Ibisec, pese a que en ese momento su situación económica era deficitaria y precisó de una inyección de cinco millones de euros, aprobada en el Consell de Govern.

El expresident insistó siempre en que se trató de un anteproyecto, nunca de un proyecto, pero no pudo precisar quien fue la persona que acordó los honorarios con Calatrava para la entrega de los primeros bocetos.

Recordó que viajó a Roma para entrevistarse con Calatrava, tras casi un año de gestiones para conseguir este encuentro. En la reunión le ofreció este proyecto y que antes de firmar el contrato, el arquitecto estuvo trabajando con su equipo pidiendo información sobre el terreno donde se iban a realizar las obras.

Matas también aseguró que siempre estuvo en contacto con la Autoritat Portuaria y el Ayuntamiento de Palma, las dos administraciones, junto al Govern, implicadas en el proyecto y que todos aprobaron la contratación de Calatrava.

También insistió en que el Govern adquirió la propiedad intelectual del anteproyecto y se mostró convendido de que "algún día" se hará.