Los isleños van en coche hasta para comprar el pan. Al menos, casi la mitad de ellos. Esta es otra de las conclusiones que se señalan en el diagnóstico de la situación comercial de Mallorca y que sirve como base para la elaboración del plan director de este tipo de equipamientos (PECMA).

Según la encuesta realizada, hacen uso del coche de forma sistemática para ir a comprar productos básicos (como alimentos) un 57% de los residentes en la Serra de Tramuntana, un 49,4% de los de la zona del Migjorn, un 45,2% de los del Pla, un 42,2% de los de Llevant, un 38,4% en la zona norte, un 37,1 de los del Raiguer y un 35,6% en la zona de la Badia de Palma. Si a estos grupos sumamos aquellos consumidores que aunque solo sea en ocasiones, hacen también uso del vehículo privado para hacerse con esos productos básicos, en casi todos los casos se supera el 50%.

Pero cuando se hace referencia a la compra de productos más singulares, el porcentaje de los que emplean el coche supera el 50% ampliamente.

El uso de este medio de desplazamiento crece a medida que aumenta el tamaño de la familia y, consecuentemente, el volumen de suministros a adquirir, lo que explica que las personas que viven solas son las que optan por ir a pie de forma mayoritaria.

Otros medios de transporte

A la hora de ir de compras, el uso de la bicicleta entre los mallorquines es residual, y el del transporte público extraordinariamente bajo en la inmensa mayoría de los casos y ni se acerca a un 10%.

De este modo, tras el uso del coche particular la forma de transporte más empleada es la de ir andando hasta el establecimiento comercial, más habitual cuando se trata de adquirir productos básicos en la zona de Palma (donde también está implantado el mayor tejido del comercio de proximidad y, en especial, de supermercados.

Esta elevada utilización del vehículo privado se explica en parte cuando se analiza dónde hacen las compras los isleños.

Solo los que viven en Palma y sus inmediaciones adquieren los productos que necesitan de forma mayoritaria en su localidad, algo lógico si se tiene en cuenta que una de las conclusiones del avance del PECMA es precisamente la fuerte concentración de la oferta comercial que se registra en este área.

Porque los isleños suelen comprar los productos básicos en su municipio (la excepción la marcan los residentes en la Serra de Tramuntana), pero cuando se trata de obtener algo de carácter más singular, lo más habitual es desplazarse hasta Palma (especialmente si, además de en la Serra, se vive en el Migjorn, es Raiguer y la zona norte).

Estos desplazamientos explican los problemas de saturación que se registran en las entradas a Palma, especialmente en las autopistas central y de Llevant, y que se insista en reforzar el atractivo comercial de la zona de Manacor y, sobre todo, de Inca y el norte de la isla, con el fin de redistribuir así las afluencias de consumidores y, obviamente, el flujo de los vehículos privados.