El debate sobre el conflicto catalánconflicto catalán no deja a nadie indiferente, como quedó ayer claro en un abarrotado Club DIARIO de MALLORCA que reflejó las posiciones irreconciliables entre los protagonistas de la mesa redonda sobre el desafío soberanista. El choque que se puede producir entre legalidad y legitimidad y el sentimiento de Cataluña como nación con su deseo de decidir su futuro centraron las exposiciones de Joan Oliver Araujo, catedrático de Derecho Constitucional de la UIB; el abogado Sebastià Frau; Ramón Aguiló, exalcalde de Palma y la escritora y académica Carme Riera. Ellos abrieron la nueva temporada del Club con su nuevo coordinador, Alberto Fraile, como moderador con un intenso intercambio de opiniones que provocó en varias ocasiones los aplausos del público en función de las simpatías que despertaran las distintas posturas.

Abrió el fuego Oliver Araujo, quien dejó claro que la ley catalana para el referéndum de autodeterminación "es claramente contraria al ordenamiento constitucional", ya que "una comunidad autónoma no tiene competencias para convocar un referéndum". Junto a ello, recordó que la Constitución fue votada a favor "de forma más entusiasta en Cataluña" que en el resto de España y sostuvo que el referéndum del 1 de octubre "no tiene ningún respaldo en el derecho internacional".

Sin embargo, consideró que "una vez controlado este intento de golpe de Estado habrá que restablecer los puentes de diálogo" para alcanzar "cierto entendimiento", una tarea en la que habrá que poner sobre la mesa "sentimiento y razón, seny y transacción, buena voluntad y derecho" para dar a Cataluña un "encaje satisfactorio" dentro del Estado. En este sentido, consideró necesaria una reforma de la Constitución para lograr un "federalismo asimétrico" con un "estatus jurídico específico" para Cataluña y País Vasco.

Para Sebastià Frau, "el tren de la reforma constitucional hace tiempo que pasó, llega tarde salvo que se haga a base de reconocer la capacidad de Cataluña de decidir su futuro con un referéndum". Frau resaltó las diferencias entre "legalidad y legitimidad", incidiendo en que "la legitimidad no tiene por qué coincidir con la Ley, sino que tiene más que ver con la moral, la ética y el sentimiento de justicia" y que "una ley ha de tener autoridad moral para imponerse". A su juicio, el conflicto catalán no se puede afrontar "desde el punto de vista del derecho, ya que eso conduce al fracaso, como se está viendo".

Ramón Aguiló, que protagonizó con Frau el intercambio de opiniones más intenso, replicó al abogado que no existe tal conflicto entre legalidad y legitimidad ya que en un Estado de Derecho "es legítimo lo que es legal y fuera de la ley no existe legitimidad", aunque precisó que "la legalidad ha de ir adaptándose a los tiempos". Recordó que para "para convocar un referéndum legal hay que cambiar el artículo 2 de la Constitución" y consideró que "no se puede hablar de política más allá del derecho, sin tenerlo en cuenta". Frau replicó de inmediato a Aguiló afirmando que "el debate no se plantea en términos de independencia o no, sino en términos de querer votar; el 80 por ciento de los catalanes quiere votar y Madrid le dice que no puede". Para Aguiló "votar significa soberanía, el que vota es porque es soberano, por lo que sí se está hablando de independencia".

En medio de las posturas polarizadas, Carme Riera constató la existencia de un "sentimiento" nacionalista en Cataluña "que viene de finales del siglo XIX, con el romanticismo, y cohesiona a gran parte de la sociedad". Riera, quien resaltó la realidad de que "muchos catalanes se sienten distintos y eso es algo que llevan muy dentro", añadió que este sentimiento nacionalista explota en los momentos de crisis y afirmó que hay "un sentimiento más idealista que centrado en razones".