La empresa concesionaria del hospital universitario de Son Espases despidió a un trabajador de la cocina que fue sorprendido robando alimentos del centro hospitalario, así como restos de aluminio procedentes de las obras que se estaban realizando en las dependencias. Esta decisión ha sido ahora ratificada por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia, que ha tenido que pronunciarse sobre la decisión de despido, al sostener el trabajador que se trató de una represalia por un problema laboral que había denunciado su esposa, que también trabaja en el hospital.

Este conflicto se sitúa en el mes de agosto del año 2015. Entre las seis y las siete y media de la mañana, en el muelle de carga de uno de los edificios de Son Espases, el trabajador fue sorprendido portando una lona de grandes dimensiones que había retirado, sin permiso, de un camión de la empresa, que contenía restos de escombros de obra. Este episodio fue grabado por la cámara de seguridad del hospital. A continuación también se observa cómo dobló la lona y la colocó en su coche.

Poco después, según se detalla en la sentencia, el trabajador se introdujo en las cocinas y allí, con la ayuda de otros dos empleados, empezó a sacar bolsas negras con mercancías. Arrastró las bolsas desde el almacén, hasta su coche particular.

La empresa concesionaria, al analizar la grabación, ordenó un recuento de materias primas y mercancías de los almacenes del hospital. Así, se comprobó la falta de alimentos destinados al consumo en la cafetería y en el restaurante del hospital, como aceite, carne de pollo, ternera o lácteos. La conclusión de la empresa fue contundente. Aunque no se podía apreciar el contenido de las bolsas que el trabajador metió en su coche particular, se concluyó que contenían los alimentos que faltaban del hospital. En las imágenes se identifica a este trabajador y a sus dos compañeros que le ayudaron a hurtar la comida.

La empresa, no solo acordó el despido inmediato del trabajador, sino que puso los hechos en conocimiento de la Policía. La denuncia se extendió a los tres trabajadores que aparecían en las imágenes. Esta denuncia concluyó en un juicio que se celebró en el juzgado por un delito leve. Los tres trabajadores reconocieron los hechos y fueron condenados por un delito leve de hurto a la pena de 30 días de multa, con una cuota de cuatro euros diarios. El trabajador devolvió en el juzgado la lona que había robado.

El empleado recurrió a los tribunales porque entendió que el despido era desproporcionado. Sin embargo, los jueces no le dan la razón.