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Vivienda

La venta de viviendas crece casi un 20% solo por el tirón de las usadas

La compra de inmuebles de segunda mano se dispara en las islas frente a la caída de los de nueva edificación - La patronal de promotores lamenta que solo se puedan levantar "pisos para ricos"

Imagen de una de las escasas promociones que se están ejecutando en estos momentos en Palma. M. Mielniezuk

Durante los siete primeros meses de este año se han vendido en Balears 9.606 viviendas, lo que supone un incremento respecto al mismo periodo de 2016 que roza el 20% (un 19,8% exactamente), según los datos facilitados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este fuertísimo crecimiento se sustenta exclusivamente en el mercado de las residencias de segunda mano, ya que las de nueva edificación van en descenso y el stock de las que quedaban sin vender esta ya agotado en los principales municipios de las islas, salvo algunas excepciones en zonas como Campos, Llucmajor o LlucmajorInca, según se señala desde la asociación de promotores del archipiélago.

Las cifras aportadas ayer ponen en evidencia la fuerte demanda de viviendas existente en estos momentos en las islas. Porque si en los siete primeros meses de año ese aumento en las ventas ha sido del 19,8%, por lo que solo a julio se refiere los inmuebles adquiridos se elevan a 1.318, lo que equivale a 144 por cada 100.000 habitantes, la segunda tasa más elevada del país solo superada por las 145 de la Comunidad Valenciana.

Recuperando el análisis de las ventas a lo largo de los primeros siete meses del año, de las 9.606 viviendas vendidas en Balears durante ese periodo, 7.902 han sido de segunda mano, con un incremento respecto al mismo periodo del ejercicio anterior del 27,1%. Por contra, la cifra de viviendas nuevas vendidas en esos siete meses se limita a 1.704, con el añadido de que ello supone un descenso en relación a 2016 del 5,3%. Es decir, la brecha entre las ventas de nuevos inmuebles y los de segunda mano es enorme, y además no deja de incrementarse.

Según el presidente de la asociación empresarial de promotores de las islas, Luis Martín, esta tendencia es fácil de explicar: no se venden más pisos de nueva construcción por la sencilla razón de que apenas se edifican. Y los que salen al mercado se sitúan por encima de la capacidad adquisitiva de la mayoría de los isleños, es decir, supera la "barrera psicológica" de los 250.000 euros.

En este sentido, señala a Palma como ejemplo, con el desarrollo de nuevos proyectos de nivel medio alto y alto en zonas como Can Domenge, Son Quint o los de las calles Oms y Aragó.

El origen de este problema lleva mucho tiempo sobre la mesa: en Mallorca, y más concretamente en los municipios con mayor demanda como Palma, el suelo alcanza un valor que hace imposible promover pisos a un precio asequible. Y a ello hay que sumar que el stock que existía a comienzos de la crisis está ya prácticamente agotado.

Eso esta obligando a los promotores a volcarse en el producto destinado a un cliente de poder adquisitivo medio-alto y alto, es decir "viviendas para ricos", en palabras de Martín.

Situación de la demanda

Ante esta escasez, la demanda se está concentrando en los inmuebles de segunda mano. Este flujo de compradores tiene tres orígenes: los extranjeros que buscan una segunda residencia en las islas, los inversores que adquieren inmuebles para su posterior alquiler, y como fuente principal según el presidente de los promotores, de familias isleñas que necesitan una primera residencia y que antes de la crisis se solían decantar por un piso nuevo.

Los promotores, coincidiendo también con otros colectivos como los aparejadores, lleva tiempo reclamando un cambio de planteamientos a la hora de fijar alturas de los edificios y densidades.

En su opinión, con un suelo tan caro y escaso es necesario apostar por pisos más pequeños y edificios con más altura, para que así el precio de estas nuevas residencias sea más moderado al poder incluir más por solar.

Pero Luis Martín señala otros problemas que están afectando a los promotores, como es las crecientes demoras con que se tramitan los proyectos edificatorios en muchos municipios, lo que incrementa el riesgo de las inversiones, y las dificultades que existen todavía a la hora de obtener financiación, dado que los bancos siguen poniendo muchas más trabas a la hora de conceder las hipotecas a los empresarios promotores que a los compradores de los inmuebles.

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