El caso de las supuestas estafas millonarias a hoteles mallorquines con falsas reclamaciones por intoxicaciones alimenticias dio ayer un vuelco con la irrupción de la Policía Judicial de la Guardia Civil (EDOA), que desarrolló una macrooperación en Palmacon varios detenidos y unos ocho registros en viviendas particulares y sedes de empresas. Según fuentes jurídicas, entre los detenidos se halla Laura Cameron, una empresaria de Calvià perteneciente a una familia con negocios en multipropiedad y promoción de locales de ocio.

Los registros fueron autorizados por el juzgado de instrucción 2 de Palma, que ya había encomendado las primeras pesquisas sobre el caso, adelantato por Diario de Mallorca desde el pasado junio y hasta el domingo, al Grupo de Delitos Económicos de la Policía Nacional.Una mujer británica

Para la operación se movilizaron varios secretarios judiciales que se desplazaron a los puntos señalados en los autos (Bendinat, Portals, San Agustín, entre otros) junto con agentes de la Policía Judicial y en algunos casos los detenidos. Uno de los registros se practicó en un domicilio de Calvià, donde reside una mujer de origen británico junto a sus dos hijas de corta edad. El juzgado de instrucción declaró el secreto sobre la causa, con el fin de tratar de garantizar el éxito de las pesquisas.

Durante los registros se hallaron diversas cantidades de dinero y documentación, que será analizada por los investigadores para tratar de acreditar las conexiones de los sospechosos con la presunta trama de estafas.

Entre las personas arrestadas se halla la empresaria británica Laura Cameron, con negocios en Calvià y a la que la Policía Nacional vinculaba con la presunta red.

Los investigadores sospechan que los bufetes británicos y otras empresas especializadas en reclamaciones de consumo, y que durante años habrían estado alentando el supuesto fraude de las falsas intoxicaciones, cuentan en Mallorca con redes locales dedicadas a captar a los turistas.Diligencias en Inca y Palma

IncaEstas tramas se habrían aprovechado de infraestructuras de tiqueteros para locales de ocio para extender el negocio a la captación de turistas ansiosos de conseguir unos cientos o miles de libras simulando enfermedades que nunca sufrieron.

Según fuentes jurídicas, el juzgado de instrucción 2 de Palma y otro homólogo de Inca investigan este caso.

Al menos existen tres denuncias de hoteleros afectados por la estafa, una de la cadena Club Mac de Alcúdia y otra de una empresa de Calvià.

Hace unas semanas la Policía Judicial de Pollença efectuó dos detenciones de implicados en esas presuntas prácticas fraudulentas.

La Justicia británica era, hasta hace poco, muy laxa con las demandas de las ficticias intoxicaciones y las estimaba sin apenas pruebas. Tan solo un tiquet de haber comprado en Mallorca un medicamento antidiarreico, el Imodium, servía para acreditar una inexistente intoxicación alimenticia.

La Policía Nacional afirma que los implicados en las presuntas estafas disponen de personal (ganchos o tiqueteros) y vehículos con los que se mueven en las zonas turísticas. De hecho se ha identificado, gracias a los detectives contratados por los hoteleros, uno de estos coches: un Polo de color negro. Este vehículo pertenece a una sociedad limitada con sede en Calvià y con objeto social de restauración y discotecas.

Su administradora es una mujer británica. Según las pesquisas de los detectives, la familia de esta persona se dedica a la venta de multipropiedades y a la promoción de locales de ocio en Punta Ballena y otras zonas de Magaluf mediante tiqueteros.

La Policía también mantiene que en la isla funcionan las furgonetas de las llamadas "Claims Farmers", los bufetes británicos especializados en reclamaciones.