El hospital Joan March, especializado en enfermedades respiratorias, permitirá en breve que sus pacientes reciban la visita de sus perros mientras están ingresados, han confirmado a este diario fuentes del IB-Salut. De hecho, ya ha sucedido en alguna ocasión, gracias por las especiales condiciones del centro: un hospital con mucho espacio abierto y un entorno verde.

Aunque las características del Joan March sean favorables a este tipo de visitas, fuentes del Servei de Salut de les Illes Balears esperan cerrar en breve el proyecto antes de ponerlo en marcha de forma oficial.

La idea es similar a la puesta en marcha por la Unidad de Seguridad del Paciente del hospital Can Misses de Eivissa, inaugurada a principios del verano, concretamente el 10 de julio, con la intención de "humanizar" los días de un paciente ingresado con la visita de su mascota.

Pablo de Frutos, integrante de Dogspital -así es como se llama la iniciativa de Can Misses-, explica que humanizar significa "acercar el mundo habitual del paciente a su estancia en el hospital". Además, aclara que Dogspital no es un tratamiento para las enfermedades ni una terapia, si no que es simplemente un programa de visitas.

Este tipo de visitas tienen que seguir un protocolo muy concreto que integra diferentes perfiles profesionales como son el médico, el veterinario y el educador canino.

El primer paso, después de la solicitud, es el visto bueno de la persona que hace el seguimiento del paciente para no correr ningún "riesgo". En caso de que el enfermo pudiera recibir la visita, y no corriera ningún riesgo, la familia tendría que acreditar las condiciones higiénicas y las vacunas del animal.

Si el veterinario concluye que el animal es "apto" para visitar a su dueño y se permite su paso por el hospital, empezarían los últimos pasos con el educador canino.

Este profesional visitaría, por primera vez, al perro en su ambiente habitual, para conocerlo antes de la primera visita de la mascota al hospital. Se trata de un primer contacto para evaluar la educación del animal y, si fuera necesario, intentar reeducarlo. Antes de la visita al paciente, el educador canino acompaña al animal al hospital para que este se adecúe y adapte al entorno del centro sanitario, teniendo en cuenta que hay más gente y elementos poco familiares para los perros, como puertas automáticas o ascensores. Si esta visita va bien, el peludo tendrá vía libre para visitar a su dueño.

Sala habilitada

Para las visitas, se ha habilitado una sala cerca de la entrada del hospital, para que no tengan qe pasearse mucho por el centro. En la sala hay bebedero y comedero para el la mascota, y un dispensador de gel hidroalcohólico. Además, la sala es suficientemente grande, comenta Pablo de Frutos, para que pueda instalarse una cama, ya que los pacientes están condicionados por diferentes razones, una de las cuales podría ser la falta de movilidad.

El programa, según de Frutos, fue "muy bien recibido" en la isla y enseguida tuvo repercusión pública. De momento, dice, han tenido una sola solicitud pero "muy positiva". Asegura que los que siguieron de cerca las visitas, pudieron apreciar un cambio en el ánimo del paciente y notaban que estaba "más contento y más comunicativo".

El caso de Can Misses puede ser un ejemplo a seguir para el proyecto que IB-Salut está preparando para el hospital Joan March, pero las fuentes oficiales aseguran que las condiciones de los dos hospitales son diferentes, como también lo son los pacientes y sus demandas.

También dicen, las fuentes de IB-Salut, que aunque la idea se esté planteando solamente para el Joan March, se espera que los demás centros, independientemente de si son públicos o privados, se apunten a esta iniciativa tieniendo en cuenta las posibilidades y condiciones de cada centro sanitario.