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La fiesta en paz

El Govern está ebrio de ecotasa

Es un impuesto necesario, pero unos gobernantes inteligentes jamás hubieran reabierto la polémica duplicando el importe un año después de aprobarlo

Barceló y Cladera presentaron la subida.

Lo dijo Lope de Vega: "El vino, mientras más se envejece, más calor tiene: al contrario de nuestra naturaleza, que mientras más vive, más se va enfriando." Con los impuestos, y con las leyes, ocurre algo parecido. Los mejores tributos se dejan reposar en barrica, se siguen con ojo y olfato de experto, se analizan con calma los efectos sobre el cuerpo social y se añade algún toque que acentúe sus cualidades o corrija sus defectos. Solo cuando ha transcurrido el tiempo suficiente se sabe si han ennoblecido. Entonces se embotellan lujosamente y se les pone una etiqueta llamativa. Si por el contrario, se han avinagrado hay que dar por perdida la cosecha y sembrar una nueva viña.

Los políticos de la izquierda se han precipitado y han decidido emborracharse con un vino joven sin esperar a comprobar cómo maduraba.

Més y Podemos avisaron el 4 de julio, entre algunas reticencias del PSOE, de que era necesaria una fuerte subida de la ecotasa. Las razones esgrimidas eran tres:

Uno. Los precios fijados eran los del impuesto del año 2001, en tiempos de Antich, cuando solo estuvieron en vigor un año porque el PP derogó el tributo en 2003.

Dos. Si pese a la ecotasa ha llegado más gente durante 2017, hay que aumentarla porque se incrementan las necesidades de mantenimiento del territorio.

Tres. Otros destinos son más caros. París cobra 4,40 euros; Roma, entre tres y siete; Berlín, un 5% de la tarifa.

Estos mismos datos son los que han llevado al vicepresidente del Govern, Biel Barceló, a sostener que "no hay argumentos para ir contra una medida necesaria". Por supuesto se equivoca. Siempre hay argumentos a favor y en contra para cualquier decisión que se adopte en política, en la empresa o en la vida.

Unas cuantas historias ayudarán a calibrar la actitud del Govern. Es como el jugador que ha ganado en la ruleta del casino y en lugar de recoger las ganancias y abrir un periodo de reflexión sobre la mejor forma de invertir el dinero para sacarle el máximo rendimiento, decide seguir apostando una y otra vez. Incluso a riesgo de perderlo todo.

Ya sabemos lo que recaudó la ecotasa el primer año. Incluso lo que prevé ingresar en 2018 cuando se pase de un promedio de 1,5 euros al día por estancia a tres. Sin embargo, los efectos beneficiosos para el conjunto de la ciudadanía aún no se han notado. De hecho, el primer reparto generó un poso de insatisfacción en todos aquellos que esperaban la llegada del maná turístico y se quedaron burlados y sin un euro en el bolsillo. De momento el Govern, y el Consell, muestran en los últimos meses una tendencia a incrementar las filas de directores generales sin funciones, asesores y cargos de dudosa necesidad. Más difícil resulta discernir en qué ha mejorado la vida de los ciudadanos.

Volviendo a las historietas. El Govern se comporta como el conductor ebrio que se pone una vez al volante y no le sucede nada. Ni le pilla la Guardia Civil ni se accidenta. Repite y repite... hasta que se estrella. Duplicar en un año la ecotasa solo prueba que se equivocaron hace unos meses o yerran ahora.

Hace muchos años, el presidente de TUI dijo a Francesc Antich y Celestí Alomar que a ellos no les gustaba la ecotasa, pero que si iban a implantarla no armaran mucho ruido.

El de 2017 era el verano de la turismofobia hasta que los atentados de Barcelona rompieron dramáticamente la dinámica informativa.

Una campaña bien orquestada por los competidores perjudicará la aceptación de Mallorca como destino amable y acogedor. Rajoy actuó a principios de agosto como altavoz de la turismofobia. La izquierda que gobierna en Balears está a punto de cerrar una confluencia negativa con el presidente del Gobierno para que la isla sea considerada como un lugar donde el turista no es bien recibido.

La ecotasa era un impuesto necesario, pero un Govern inteligente jamás hubiera reabierto la polémica un año después de aprobarla. ¿Qué ocurrirá si 2018 vuelve ser un año de récords? ¿Volverán a duplicarla con los mismos argumentos?

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