Cerca de dos mil musulmanes se citaron ayer en el campo de fútbol anexo al polideportivo Germans Escalas para participar en la oración colectiva que da inicio al Día del Sacrificio del Cordero, una de las celebraciones más importantes del calendario musulmán. El 'Eid Al-Adha' recuerda todos los años que Ibrahim estuvo dispuesto a degollar a su propio hijo como ejemplo de obediencia a Dios.
El recinto deportivo y sus alrededores fue un hervidero desde primera hora de la mañana. Personas de diferentes etnias y procedencias, unidos por su fe musulmana, protagonizaron un rezo coral capitaneado por el imán. El ritual se repitió en muchos otros puntos de la isla.
Los más de 40.000 musulmanes que residen en Mallorca estaban convocados para celebrar una fiesta familiar que tiene como estrella al cordero. Los animales, sin embargo, no pudieron ser sacrificados en el Matadero de Palma porque no hubo acuerdo con las administraciones.
"Tenemos derecho a hacerlo en virtud de la libertad religiosa, pero no están respetando ese derecho fundamental", lamentó Francisco Javier Giménez, presidente de la Liga Musulmana de Balears.
Los corderos tienen que ser sacrificados según el rito musulmán. Es decir, degollados siguiendo una serie de usos que predica el Islam. Sin embargo, en el Matadero los animales se matan con la técnica del aturdimiento mediante una descarga eléctrica en el cráneo.
Un sacrificio musulmán exigiría varias personas para sujetar a cada animal mientras es degollado. O la compra de una máquina que hiciera esa labor de sujeción. Una inversión cercana a los setenta mil euros que el Govern no está dispuesto a asumir.
Denuncia
"Nos dicen que la compremos nosotros. Esa es la única solución que no proponen", criticó este líder musulmán en las islas. "La normativa europea nos ampara. Esto es una cuestión de libertad religiosa, no una moda. El problema es que no tenemos dinero para presentar una demanda contra las administraciones", explicó García.
Los problemas derivados de no disponer de un lugar autorizado para sacrificar animales en una festividad como la de ayer no son menores. Los musulmanes tuvieron que degollar a los corderos en casas de campo o en lugares abiertos, en muchos casos sin garantías sanitarias.
Una vez sacrificado, el animal se prepara de maneras diferentes en función de las costumbres de cada país. Un multitudinario almuerzo familiar pone fin a la festividad.
