El exjefe de mantenimiento del Grupo Cursach que ha declarado como testigo protegido en la causa de presunta corrupción permanecía ayer hospitalizado, tras sufrir un síncope en una pausa de su declaración del pasado martes.

El testigo se sintió indispuesto hacia las dos y media de la tarde y tuvo que ser trasladado en ambulancia a un hospital.

Este antiguo directivo del Grupo pidió prestar declaración mediante vídeo conferencia y con sonido distorsionado.

Su declaración estaba prevista que se reanudara mañana viernes, pero seguramente se aplazará dado su estado de salud. Las defensas del caso sostienen que el testigo ha fantaseado en algunas cosas.