El juez Manuel Penalva acusa al entorno profesional y familiar del empresario de la noche Bartolomé Cursach y de su número dos Bartolomé Sbert, encarcelados como supuestos jefes de una trama organizada de corrupción, de fabricar mentiras y usar otros métodos turbios para amenazar y callar a testigos protegidos con objeto de torpedear las pesquisas. Penalva hace esas reflexiones en el auto en el que procesa al rumano Florian B.P., como presunto autor de las amenazas y paliza presunto autor de las amenazas y paliza sufridas por uno de los principales testigos de cargo, un antiguo camarero de Tito's que ha desvelado supuestas fiestas de sexo, drogas y alcohol gratispara policías locales sufragadas por Bartolomé Cursach.

El auto imputa a Florian B., en prisión por esta causa desde hace semanas, un delito continuado de obstrucción a la Justicia y otro de lesiones.

El instructor explica en su resolución de 68 folios que no se ha limitado a describir los cargos que pesan sobre el recluso, sino que ha querido incluirlos en un contexto donde familiares directos de Cursach y Sbert, así como altos dirigentes del Grupo Cursach se habrían dedicado desde el pasado uno de marzo a tratar de ahuyentar a los testigos de cargo y desacreditar al propio juez y al fiscal anticorrupción Miguel Ángel Subirán.

El magistrado no acusa directamente a los señalados de estar detrás de las agresiones a dos testigos, el citado excamarero de Tito's y la antigua madame de un burdel de la calle Lluis Martímadame, pero sí les vincula con supuestos sobornos a testigos para mentir o retractarse de anteriores manifestaciones incriminatorias.

Penalva afirma que unos testigos que declararon en favor del procesado han mentido, aunque tardaron una semana en ofrecer su versión.

"La hipótesis más lógica y probable es que tardaron (los testigos) una semana en convencerles para que cometieran falso testimonio ante este juzgado y muy posiblemente después de que hubieran sido convenientemente recompensados por el entorno del Grupo Cursach, toda vez que han sido muchas y muy variadas las maniobras encaminadas a desacreditar a los testigos e investigadores de la causa", afirma el instructor.

El juez añade que desacreditar al testigo protegido sería "sumamente beneficioso para el Grupo Cursach".

Portero despedido

Por otro lado, ayer prestó declaración ante los investigadores y media docena de letrados de la defensa un antiguo portero de la discoteca Megapark.

El portero reconoció ayer a algunos policías locales ya imputados como las personas que habrían cobrado sobres (sobornos) pagados por el Grupo Cursach, aunque matizó que él nunca observó esos cohechos.

Fuentes del grupo Cursach señalaron que el portero fue despedido por su absentismo injustificado y faltas de disciplina e insinuaron que se ha inventado cosas por venganza. Las mismas fuentes aseguraron que Megapark sí recibía visitas y controles de la Inspección de Trabajo y de la Policía Nacional, que nunca hallaron irregularidades. Según el portero, la plantilla del Megapark estaba sometida a un régimen de explotación laboral, algo negado tajantemente por la empresa.