Aproximadamente la mitad de los parados de Balears no cobra ningún tipo de prestación económica, pero al menos a partir de 2016 se ha comenzado a detectar una cierta mejoría en este nivel de cobertura, rompiendo así la tendencia a la baja de los últimos años. Sin embargo, hay excepciones, y el problema sigue empeorando para los desocupados de mayor edad, entre los que no mejora esa cobertura y que además son en muchos casos los que recibe las ayudas económicas más bajas al tratarse mayoritariamente de las no contributivasno contributivas, como las de 426 euros mensuales a las que puede acceder los parados mayores de 55 años. Es decir, la pobreza pasa a ser la tónica del desempleo.

La dureza que la crisis ha tenido para muchas personas no se refleja únicamente en el incremento del paro que se registró, sino además en el hecho de que las personas que pasaban a la situación de desocupados se encontraban en mucho casos sin ningún tipo de respaldo económico para hacer frente a este problema. En diciembre de 2011, un 59,8% de los parados isleños recibía una prestación, y en ese mismo mes de 2015 ese porcentaje había caído hasta el 54,2%. Si se mira el dato de julio, esa bajada fue del 55,2% al 45%, es decir, de más de 10 puntos.

La situación actual es la siguiente: durante el mes de diciembre de 2016, en plena temporada baja y cuando el paro alcanza sus niveles más altos en las islas, un 58% de ellos sí percibían alguna ayuda económica. Durante el pasado mes de julio, y con una cifra de desocupados más baja por estar ya en plena temporada turística, un 46,4% cobraba algún tipo de prestación. En ambos casos, esa tasa ya era mejor que la del ejercicio anterior.

Pero la situación no es la misma para todos. Entre los menores de 25 años, las prestaciones alcanzaron a un 46,9% de sus parados durante la pasada temporada baja y a un 19,6% durante este verano. Pero en este caso la mejoría es evidente, dado que 12 meses atrás estos porcentajes habían sido del 39,7% y del 16,3%. En el caso de los desocupados de 25 a 44 años, el balance es mucho mejor: durante el pasado diciembre un 58% de los inscritos en el desempleo recibían alguna de estas ayudas, para bajar al 49,8% en verano, momento en el que el problema de la falta de empleo es menos grave. Y aquí también se mejora, ya que un año atrás esas tasas eran del 54,2% y del 46,3%.

Los problemas comienzan a partir de los 45 años, dado que es en ese tramo de edad cuando la mejoría es más débil o directamente inexistente. Entre los desocupados de 45 a 51 años, los que cobraban una prestación en la pasada temporada baja suponían el 49% mientras que este verano lo está haciendo un 41,6%. Pero 12 meses atrás el primer porcentaje era del 48%, por lo que el incremento ha sido muy escaso, y en el segundo hay un estancamiento, al ser en julio del pasado año de un 41,7%, es decir, una décima superior.

Parecido es el caso de los que tienen entre 52 y 54. El pasado diciembre, un 45% de sus parados recibieron alguna ayuda, cuando un año atrás habían sido el 43,6%. Pero si este verano estas prestaciones alcanzan al 37,3%, en el anterior las recibían un 38,1%, es decir, la situación sigue empeorando.

El caso más grave

Para lo que no existe la menor mejoría es para los desempleados de 55 años o más, el colectivo que más duramente ha sido golpeado durante la crisis, según destacan los sindicatos. Durante el pasado diciembre un 55,9% de ellos recibía alguna de estas ayudas, un dato peor que el del año anterior, cuando había sido del 58,9%. Y este agravamiento se da también en verano: el pasado julio la ayuda económica llegaba al 54,7% de sus desocupados, cuando un año atrás lo hacía al 56,9%.

El problema de este último grupo no es solo que cada vez menos parados de esa edad perciben una prestación que les ayude a sobrevivir, sino que además estas son cada vez más bajas, al ser en su inmensa mayoría de carácter no contributivo. En concreto, solo el 26,2% de las ayuda recibidas en julio son contributivas (las más altas) a partir de los 55 años, cuando en el resto de tramos de edad superan el 50% con la única excepción de las de 52 a 54 años, que se quedan en un 46,1%.