La organización ecologista Nature and Biodiversity Conservation Union (NABU), la más importante de Alemania, capitanea una campaña internacional para medir y denunciar la contaminación atmosférica de los cruceros en el Mediterráneo. En este proyecto científico también participan entidades como el GOB y Amics de la Terra.

Especialistas de NABU analizaron ayer el aire de Porto Pí. A las cinco de las mañana, sin ningún crucero atracado, detectaron 1.500 partículas de metales pesados y azufre -parámetros normales-. Unas horas después, con la llegada de varios de estos barcos, los niveles de contaminación se dispararon hasta las 70.000 partículas, unos niveles que para los ecologistas resultan "alarmantes y perjudiciales para la salud humana".

"Usan petróleo de muy mala calidad y, además, no utilizan filtros. Un crucero contamina el equivalente a un millón de coches. En Palma pueden coincidir ocho o nueve cruceros a la vez. Y cuando hace viento, como hoy [por ayer], la contaminación entra en Palma. El humo de los barcos y el dióxido puede provocar cáncer y diferentes problemas de salud. Según la Unión Europea, 50.000 personas mueren por las emisiones de este tipo de embarcaciones cada año", relató Daniel Rieger, representante de NABU.

El ejemplo del ´Aida Perla´

"Los cruceros no respetan a la gente local. No les interesa lo que les puede pasar a los ciudadanos de Palma, Roma, Venecia u otras ciudades que sufren una gran presión de estos barcos", denunció Rieger en la escalinata de la Seu. Desde allí se veía el movimiento de cruceros en el dique del Oeste, y el rastro de humo que dejaban a su paso.

Es parte esencial de esta campaña Axel Friedrich, un analista que trabajó en la Agencia medioambiental alemana durante veinte años. Este profesional explicó que durante aquella etapa lograron reducir la contaminación de los cruceros en el Mar del Norte, al tiempo que criticó que en el área del Mediterráneo nadie haya abordado el problema hasta la fecha.

"El petróleo que usan es basura, pero lo usan porque es el más barato que hay en el mercado. Ellos ahorran dinero, pero con un coste muy alto para la salud de la sociedad", criticó Friedrich.

"Cuando no hay barcos cerca, hay mil partículas en el aire. Sin embargo, cuando vienen los cruceros hay entre 80.000 y 100.000 partículas. Con más de mil partículas, la posibilidad de tener un infarto de corazón aumenta un siete por ciento. Es una muerte silenciosa", ilustró este experto alemán.

El ejemplo, según admitieron los ecologistas, es el ´Aida Perla´, un crucero que hace algo más de un mes se presentó en Palma como "un modelo de eficiencia energética" al funcionar con un motor de gas licuado y contar con su propia planta incineradora, entre otros avances. "Ese tiene que ser el futuro. Existe una presión de la ciudadanía y están cambiando el modelo. Pero la mayoría de los cruceros siguen sin adoptarlos", lamentaron los ecologistas.

Estas mediciones atmosféricas se repetirán en las ciudades del arco mediterráneo con mayor presencia de cruceros como Barcelona, Roma, Venecia o Marsella. La idea es recoger todos los datos en un estudio y denunciarlo a las autoridades competentes.

De momento, los miembros de esta campaña reclamaron "un paso adelante" a la ciudadanía y que "presione" a los distintos gobiernos para que exijan barcos más limpios.

Friedrich subrayó que lista de enfermedades asociadas a la contaminación del aire por los cruceros es larga: cáncer, parkinson, demencia e infartos, entre otras.