El túnel de Sóller no solo facilitó en su día las comunicaciones entre el valle y el resto de Mallorca. También fue utilizado para abrir paso a la corrupción bajo maniobra y aprovechamiento político, lo cual es mucho decir, visto lo ocurrido en este archipiélago desde entonces.
El túnel de peaje más caro de España tuvo unos inicios muy oscuros. Pese a su corto recorrido, la falta de visión parece ser su fatídico trazado, sobre todo si se contempla con enfoque de servicio público y trato igualitario entre quienes transitan por igual por él y por el resto de rutas de la isla. El túnel tiene serias dificultades para ver y alcanzar la luz de su rescate prometido por el Consell.
Se sabía que habría oposición de la concesionaria porque todo el mundo tiene derecho a defender sus intereses y conveniencias. Quizás no era previsible que fuera tan inmediata y drástica. Ha pillado fuera de ruta al Consell, lo cual, admitámoslo, tampoco puede extrañar en exceso vistos los últimos comportamientos del organismo insular.
El juez ha aceptado las ´medidas cautelarísimas´ pedidas por la concesionaria, decisión de implica el aparcamiento del rescate. La apertura de la barrera de peaje del túnel de Sóller no podrá realizarse ya el 1 de septiembre como estaba previsto. Se abre la vía de servicio de las alegaciones y de la revisión del expediente para convencer al juez de la base de interés general y trato igualitario sobre el que se asienta el acuerdo de rescate.
Pero hay una diferencia de más de trece millones de euros entre la indemnización fijada por el Consell y la reclamación del adjudicatario de la explotación y mantenimiento del túnel. Esta es la barrera insalvable que lo ha vuelto a bloquear todo, que remite a la Justicia funciones ejecutivas y habla de incapacidad de negociación.
