Tráfico está detectando en las islas una media diaria de 11 conductores que circulan tras haber consumido alcohol o drogas, según los datos del primer semestre de este año facilitados por este organismo. Pero tan llamativo como este número es el crecimiento que está registrando, que roza el 30% respecto al mismo periodo de 2016. Eso explica la pretensión de afrontar este problema a través de campañas de control específicas fijadas para los meses de agosto y de diciembre.

Los datos remitidos por la Jefatura Provincial de Tráfico cifran en 62.938 las denuncias impuestas en la red viaria balear durante los seis primeros meses de este ejercicio, una cifra un 10% inferior a la que se registró durante el mismo periodo de 2016. Esta bajada se explica fundamentalmente por la reducción que se ha dado en las sanciones vinculadas al exceso de velocidad detectadas por alguno de los radares instalados en el archipiélago, ya que en el resto de conceptos, las subidas son casi generalizadas: hacer uso del móvil al volante, circular sin cinturón de seguridad o casco, no disponer de seguro obligatorio o realizar adelantamientos prohibidos evolucionan al alza.

Como una de las prácticas más peligrosas, cabe destacar la conducción bajo los efectos de alcohol o drogas. En esos seis primeros meses de 2017 se han registrado 2.013 denuncias relacionadas con esta materia, y eso supone un salto enorme respecto a la situación de años anteriores. Basta señalar que esta cifra fue entre enero y junio de 2016 de 1.552 denuncias y en 2013, por citar un ejemplo, de 1.368.

Excesos de velocidad

La velocidad sigue siendo la infracción que más multas genera: durante el primer semestre de este año se han contabilizado 39.035 denuncias relacionadas con este problema, lo que supone una media de más de 215 al día, aunque hay que tener en cuenta el papel que los radares instalados en la red viaria juegan un papel fundamental en esta materia. Pero a diferencia de lo que sucede con la conducción bajo los efectos del alcohol o drogas, aquí la tendencia es a la baja, tras años con fuertes incrementos.

Desde la Jefatura Provincial de Tráfico se achaca esta reducción al cambio de ubicación de algunos de estos radares, al haber intensificado el control sobre las carreteras convencionales, en las que se registran ocho de cada diez siniestros mortales, pero también a un cambio en el comportamiento de muchos conductores de la mano de las campañas de concienciación que se han venido desarrollando durante los últimos años.

Hay que tener en cuenta también que una multa por velocidad excesiva supone un desembolso de unos 100 euros para el infractor, un factor que ayuda a cambiar de comportamiento, según se señala desde las asociaciones de conductores.