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Medio Ambiente

"Hay que regular el plástico, que no me vengan con la libertad individual"

El ecologista Xavier Pastor y la fabricante Inés Beascoechea debaten sobre usos y prohibiciones del polémico material

Xavier Pastor e Inés Beascoechea, en un momento de la charla que mantuvieron sobre el plástico en este diario. b. ramon

El uso -y abuso- del plástico se ha convertido en un problema planetario. Restos y partículas han invadido el mar, colándose en la cadena alimentaria de los peces. Se buscan alternativas menos agresivas para el Medio Ambiente, reciclar eficazmente y más ciudadanos concienciados contra el despilfarro.

En Balears las administraciones públicas intentan estrechar el cerco sobre la profusión de este material -especialmente bolsas- con más torpeza que acierto, en opinión de Inés Beascoechea y Xavier Pastor. La primera es la propietaria de Inmaplast, la única fábrica de plástico que funciona en Mallorca. El segundo, un ecologista que, entre otras cosas, ha sido director ejecutivo de Greenpeace y de Oceana.

Ambos aceptan debatir sobre plástico y, contra todo pronóstico, hay más puntos de acuerdo que de discrepancia. La charla fluye con naturalidad.

Pastor arranca con una referencia cinéfila: "Recuerdo una escena de ´El Graduado´. Dustin Hoffman termina la Universidad y mantiene una conversación con su suegro, que le pregunta: ´¿Ahora qué piensas hacer?´ Y él responde con una sola palabra: ´Plásticos´. Hace décadas era el futuro. Realmente ha dado solución a una serie de problemas. Pero no se ha pensado en el tema del reciclaje y en la reutilización hasta que ha sido demasiado tarde".

"Los ciudadanos son como son"

Beascoechea recoge el testigo. "El problema lo tenemos cuando los gobiernos no hacen lo que tienen que hacer. Las pilas, por ejemplo, son mucho más contaminantes y están más controladas. Pero hay un desconocimiento sobre el plástico. Tiene una durabilidad muy alta y la posibilidad de reciclarlo una y otra vez. Hace años que se habla de reciclar plástico, lo que no significa que se haga. Aquí se quema, no se envía a la península como sería lo correcto", afirma. Es una de las muchas y variadas críticas hacia las administraciones que salpican la charla.

Durante el encuentro Pastor expresa una fe muy limitada en la concienciación -"es una palabra que detesto"- de la sociedad. "Los ciudadanos son como son. Aquí el problema es el incivismo, basta con ver cómo quedan las playas después de la noche de Sant Joan. El otro día pregunté a Neus Truyol [regidora de Ecología y Agricultura de Cort] si habían pensado implantar un sistema en los supermercados que funciona en otros sitios de Europa y que consiste en premiar a la gente que deposite envases con dinero o tickets. Y mientras tanto pensaba que si aquí funcionara, habría gente que vandalizaría los contenedores para sacar un provecho económico", subraya.

"Soy muy partidario de la regulación. Hay que impulsar a la industria para que fabrique otro tipo de bolsas que también le dará beneficios. No sé. De yuca, maíz... Ya sé que no es tan simple, pero existe la posibilidad de que la gente se acostumbre a ir a comprar con una bolsa", añade este veterano activista.

Cort y el Consell de Mallorca tienen en marcha normativas que prometen prohibir las bolsas de un solo uso en los comercios, las más comunes. Beascoechea expresa sus dudas. "El problema es que los políticos hacen normativas sin saber de lo que hablan. Al final la ordenanza de Palma la han tumbado por desconocimiento y por no hacer las cosas bien. Si quieres reducir en origen, no puedes prohibir una clase de bolsa con un peso determinado. Puedes sustituirla por otro material, pero vuelves al punto de partida porque ese material también tendrás que reducirlo en origen. O puedes sustituirlas por bolsas más grandes, pero entonces estás poniendo más plástico. Y eso que a mí me harían un favor porque facturaría más", critica esta empresaria, que lanza un interrogante: "¿Y qué hacemos con las cápsulas de café que lo han invadido todo?"

El ´lobby´ del papel

"Exacto", interviene Pastor. "Cuando surgieron las cápsulas de café todo el mundo sabía la problemática que había con el plástico. Pero resulta que ponemos en el mercado un montón de máquinas de café que utilizan cápsulas de plástico y aluminio. Es una barbaridad", apunta.

El ecologista sí muestra algo más de confianza en la capacidad de las administraciones para cambiar las cosas: "Hay que tomar medidas. En Greenpeace viví de una manera muy intensa una campaña contra el PVC porque el ´lobby´ de este material es fortísimo. Al final las autoridades internacionales lo prohibieron en las industrias relacionadas con la alimentación. Las mismas empresas que hacían PVC se pasaron al polietileno, menos agresivo para el medio ambiente, y no pasó nada".

Beascoechea insiste en que la solución pasa por un uso racional del plástico. "Vas al supermercado y cuando vuelves el 60% de la compra se va al cubo de la basura. Hay un montón de productos envueltos en plástico, latas...", relata. Y descarta el papel como alternativa: "Talas árboles, ocupa espacio, utilizas cloro... Su ciclo de vida es más corto y más contaminante. El ´lobby´ del papel siempre ha hecho mucha fuerza porque sabe que tiene todas las de perder", explica.

Lo dice convencida, subrayando que no pretende hacer una defensa de su sector: "Soy el eslabón más pequeño de la industria, no puedo cambiar el mundo aunque quisiera. El mundo lo mueve el ´lobby´ del petróleo. Petroquímicas, papeleras... ellas mandan".

Es hora de ir concluyendo. Pastor reclama coraje a los gobiernos para "regular" el uso del plástico, aunque resulte impopular: "Que no me vengan con lo de la libertad individual y la libertad de industria. Eso de ´yo hago lo que quiero´. Pues no. No puede ser que vaya a comprar una bolsa de magdalenas y todas estén envueltas en plástico. Eso lo pagamos todos muy caro en salud y costes medioambientales. Los gobiernos tienen que intervenir, aunque les cueste votos y broncas. Si no quieres molestar, no te metas. Ya lo harán otros", destaca: "Hay que hacer campañas para que el material se reduzca en origen".

"De acuerdo con eso", tercia la empresaria. "Pero no podemos decir que un material es malo para todas las cosas. Es un trabajo que tienen que hacer las administraciones. Hay veinte millones de normativas que no se cumplen", sentencia.

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