El cielo de Mallorca tiene un nuevo rey: tras dos decenios de dominio incontestable de Air Berlín, el mercado de los viajes y los aviones está hoy gobernado por Ryanair. El mando cambia de dueño, de la compañía alemana que hizo de Mallorca su destino estrella pasa a la aerolínea irlandesa que con los precios más agresivos se apoderó primero del mercado europeo, luego del español, y ahora, del mallorquín. Ryanair cierra así la primera mitad del año con 1,79 millones de pasajeros transportados en la isla, un 7,7% de avance que contrasta con la caída de la entente Air Berlin- Niki, que pierde 485.000 clientes en medio añopierde 485.000 clientes en medio año y baja un 22% hasta los 1,75 millones de billetes en rutas con Mallorca.

El vuelco es histórico, pero más lo es el cambio que ha revolucionado el sector aéreo de las islas. Con Iberia desaparecida de los primeros puestos del negocio aéreo en Mallorca, Spanair quebrada hace años y Air Europa cediendo poco a poco cuota de mercado, el modelo low cost se impone. Por no decir que es ya el único modelo: la paulatina marcha de Air Berlin, que este año mantiene la mayor parte de su operativa en código compartido con Niki Airlines, y el retroceso de ese modo de la última aerolínea que sacrificó precio para ofrecer más calidad y servicio a bordo, el mercado se queda casi exclusivamente en poder de compañías de tarifa mínima y conexiones solo de punto a punto (sin combinaciones con transbordo).

El resultado es que de las veinte aerolíneas que más pasajeros mueven en Son Sant Joan, solo dos se salen de ese esquema para ofrecer enlaces con escala y precio más alto. Las 18 restantes son low cost. Y si se mira solo los diez primeros puestos del negocio únicamente aparece fuera del negocio de bajo la aerolínea mallorquina Air Europa. Y con matices: la compañía con más arraigo en Mallorca, donde mantiene 4.000 empleos y nutre las conexiones nacionales, también dispone de tarifas al estilo low cost, con precios que se modulan según los servicios que se incorporen.

Todos comen de Air Berlin

Así que el low cost manda y hay nuevo rey. Los datos son elocuentes. La alianza Air Berlin- Niki perdió en la primera mitad de año 485.000 pasajeros, que fueron sobre todo a parar a Ryanair (128.000 más), Vueling (132.000 viajeros de crecimiento) y, sobre todo, EasyJet (254.000 más), Eurowings (237.000 clientes adicionales) y Norwegian (454.000 pasajeros extra, cinco veces más que en la primera mitad de 2016). A ellas se unen otras que empiezan a asomar el hocico, como Germania, la última gran apuesta por hacer presa en lo que queda de Air Berlin. La efervescencia de todas ellas compensa la fuga de compañía berlinesa de un modo tan efectivo que Son Sant Joan acaba de triturar otro récord, para alcanzar en julio por primera vez los cuatro millones de viajeros en un mes.

El vuelco en el sector que se ha observado en el inicio del año se consolidará durante la temporada alta. Lo certifican en la dirección de Navegación Aérea (Enaire, la empresa pública gestora del control aéreo y dueña del 51% de AENA, gestora del aeropuerto), en la que documentan que las previsiones de operaciones apuntan a un retroceso del 7% de las conexiones de la dupla Air Berlín-Niki y un avance del 17% de las de Ryanair, que es del 5% en el caso de Vueling, la tercera aerolínea más activa.

Y otras están despegando aún más rápido, como Germania o Norwegian, que al calor del boom del turismo han ubicado una de sus bases estrella en Palma. También lo ha hecho EasyJet, otra de las que van como un meteoro, que este año usa la isla como laboratorio para experimentar con un nuevo modelo, el de base estacional, estrategia con la que solo tendrán aviones en Son Sant Joan al calor del verano y su euro turístico alegre.

Un vuelo por minuto

El resultado conjunto es que en el aeropuerto de Mallorca han programado este año otro récord de pasajeros, con 28,8 millones de billetes de avión a la venta y 164.000 vuelos hasta octubre, a razón de uno por minuto. Eso arroja cal y arena. De un lado, más vuelos y más viajeros significan más polución, más contaminación acústica y más saturación turística. Del otro, el aumento de oferta genera empleo aeroportuario, abre la isla a 182 conexiones directas (más que nunca) y a una bajada de los precios por volar que redunda en beneficio del viajero residente.

Y en el de AENA: la empresa semipública que explota el aeropuerto se irá un año más por encima de los 200 millones de beneficio (el dato es un cálculo aproximado del Govern, que AENA oculta lo que gana en su aeropuerto más lucrativoAENA oculta lo que gana en su aeropuerto más lucrativo), suficiente ganancia como para explicar por sí sola que planifiquen cada vez más vuelos y la isla esté acostumbrada ya a sábados como este último, cuando 1.101 vuelos despegaron y aterrizaron con casi 190.000 pasajeros ocupando primero los aviones y luego cada rincón de la isla.