El empresario Bartolomé Cursach ha declarado esta mañana desde la cárcel de Alicante, donde está preso, que "era mentira" que hubiera contratado a nadie para que obligaran a los testigos para que cambiaran la versión. El empresario ha declarado como testigo en el juicio por las presuntas amenazas sufridas por un testigo clave del caso, en el que se sienta en el banquillo un ciudadano de nacionalidad rumana, para el que se le reclama tresaños de cárcel.

Aunque inicialmente, por indicación de sus abogados, el empresario anunció que no iba a declarar, la magistrada le indicó que tenía la obligación de hacerlo por su condición de testigo. La juez le aconsejó que llamara por teléfono a sus abogados y lo consultara. Finalmente, no pudo contactar con ellos, si bien la juez le aclaró que la fiscalía no iba a formular preguntas y solo iba a hacerlo la defensa. Ante estas circunstancias el empresario respondió a las preguntas del abogado y afirmó que no conocía al rumano y mucho menos había contactado con él, ni le había contratado desde prisión para que amenazara testigos. "Ni lo conozco, ni fuera, ni dentro de la cárcel", afirmó Cursach. El empresario mostró un aspecto diferente al momento que ingresó en la cárcel, ya que se ha cortado el pelo.

Antes de Cursach, declaró su director general Tolo Sbert, que fue conducido desde la cárcel. También negó que hubiera contratado a sicarios para amenazar a testigos. "Es imposible", señaló.

Tras las declaraciones deCursach y Sbert, el fiscal ha solicitado que se investigue a ambos por falso testimonio después de que aseguraran no conocer al acusado. El juicio, tras la segunda sesión, quedará hoy visto para sentencia.

Por otra parte, esta mañana está citado como imputado ante el juez Penalva, Miguel Pérez Marsa, sucesor de Cursach al frente de las empresas de ocio, que está acusado de contratar a una persona para desacreditar la investigación. Al parecer, pretendía encontrat una supuesta foto entre la madame y uno de los policías que interviene en la investigacion, al existir el rumor de que mantenían una relación personal, situación que no era cierta.