Jaime Lladó, el director de la discoteca Tito's, negó ayer de forma rotunda que él, o cualquier persona relacionada con el Grupo Cursach, hubiera contratado a un sicario de nacionalidad rumana para asustar a un antiguo trabajador, que se ha convertido en un testigo clave del caso. Esta persona ha sido amenazada varias veces e incluso fue agredida en el párking de su casa. De hecho, la última coacción que ha sufrido ha sido dejarle la réplica de un tumba delante de su puerta.

Este testigo, un excamarero de la discoteca, se ratificó ayer en un juicio que se celebró en el Juzgado de lo Penal número 4 de Palma en todas sus acusaciones contra Marian C.S., el rumano que trabajó como vigilante de seguridad de Tito's y que supuestamente fue contratado para amenazarle para controlar su declaración en el caso Cursach. El acusado negó que hubiera coaccionado al excamarero y rechazó que su regreso a Mallorca, tras pasar seis años en su país, tuviera alguna relación con el caso Cursach.

Marian, un hombre de gran complexión física, confirmó que trabajó en la discoteca como vigilante de seguridad y, pese a que fue despedido por un supuesto bajón en su rendimiento, aseguró que no guardaba rencor con la empresa. "No sé quien es el testigo protegido que me denunció", declaró, y negó que fuera cierto que haber estado merodeando por su domicilio para coaccionarle. También negó que le hubiera comentado a un amiga suya en un bar que "mataría al mariquita de Tito's", refiriéndose al testigo. Y también aseguró que es falso que después coaccionara a un compatriota, con el que coincidió en prisión, quien después también declaró en la causa.

De nuevo en la isla

El acusado afirmó que desde que regresó a Mallorca no había vuelto a tener ningún contacto con los directivos del Grupo Cursach y, aunque confirmó que era amigo de Jaime Lladó en una red social, no había hablado con él, ni le había contratado para que asustara al testigo.

El denunciante, en cambio, se ratificó en todas sus acusaciones y aseguró que el ciudadano rumano estuvo merodeando varias veces por su domicilio, en una actitud desafiante, en las fechas en las que él había prestado declaración ante el juez. También implicó al otro ciudadano rumano y aseguró que este individuo le trasladó una oferta económica para que desmintiera su declaración. "Primero me ofreció 10.000 euros, pero después dobló la oferta, aunque con el compromiso de que se fuera del país. Me dijeron que no me preocupara, que me proporcionarían todo lo que necesitara en el extranjero". Estaba convencido de que la oferta procedía del Grupo Cursach. Explicó que cree que intentan amedrentarle porque fue quien contó al juez que en la discoteca de Cursach, además de venderse drogas, se organizaban fiestas para policías locales. A preguntas del fiscal Subirán, explicó que Marian, además de trabajar de portero de la discoteca, "propinaba palizas a clientes conflictivos" y también se encargaba de proporcionar prostitutas, de su misma nacionalidad, para que participaran en las fiestas organizadas para los policías.

El extrabajador del Grupo Cursach explicó que, antes de la detención de Marian, se entrevistó con el antiguo jefe de sala de la discoteca Tito's y que este ya le advirtió que" fuera con cuidado con lo que iba contando".

Cambio de versión

Otro testigo que en su momento fue detenido por amedrentar al extrabajador de la discoteca, ayer cambió radicalmente de versión, si bien no llegó a explicar con claridad el motivo de este sorprendente cambio. El individuo, también rumano, hizo una primera declaración, asistido por abogado, en la que confirmó la celebración de las fiestas para los policías, ya que estuvo trabajando de camarero en la discoteca. Sin embargo, después rectificó y aseguró que contó estos hechos porque así se lo había marcado el testigo protegido. La juez Francisca Ramis mostró sus sospechas ante este cambio de versión.

Su exnovia, otra testigo, atacó al extrabajador de Tito's y aseguró que lleva mucho tiempo molestándola. Este juicio continuará el próximo viernes.