El ciudadano de nacionalidad rumana, de nombre Marin, que se sienta en el banquillo de los acusados por obstrucción a la justicia en el caso Cursach, ha negado esta mañana que hubiera amenazado a uno de los testigos protegidos que ha declarado en la investigación.

El acusado trabajó durante cuatro años como portero de seguridad en Titos, antes de marcharse a su país y regresar a Mallorca seis años después. La fiscalía mantiene que desde el Grupo Cursach se le contrató para que regresara de nuevo a Mallorca para que amenazara al testigo protegido número 29, que había declarado, entre otras cosas, que en la discoteca Titos se vendía droga y se organizaban fiestas para policías locales de Palma.

El acusado ha reconocido que llegó a Mallorca sin trabajo, dejando en su país a su novia embarazada de siete meses. Sin embargo ha negado que este regreso tuviera alguna relación con el caso Cursach, si bien ha confesado que se publicitaba como entrenador personal del gimnasio Megasport.

Sobre los hechos ha negado que hubiera amenazado al testigo y lamentó que le hubiera implicado en este caso, por el que le piden tres años de prisión.

El fiscal le recordó que este testigo ha vuelto a ser amenazado en varias ocasiones e incluso fue agredido en su casa. Marian negó que hubiera contratado a un compatriota desde la cárcel para que asustaran al testigo. Ha reconocido que tenía agregado como amigo en Facebok al director de Tito's, aunque ha negado que le contratara para agredir al testigo.

La defensa ha pedido, que ha sido aceptado por el juez, la declaración de Bartolomé Cursach y de su ejecutivo, Bartolmé Sbert, que declararán el próximo viernes. El empresario lo hará por videoconferencia desde la cárcel de Alicante.