Los expertos dudan de la presunta proliferación de tintoreras en las costas mallorquinas en lo que llevamos de verano. De los tres avistamientos, solo dan credibilidad a uno, el único en el que hay constancia gráfica de que el escualo era real y no producto de la imaginación y del pavor que originan estos animales entre los seres humanos, circunstancia frecuentemente explotada y alimentada por el mundo del celuloide.

Antoni Grau, jefe de recursos marinos de la dirección general de Pesca, corrobora que el único avistamiento que está claro es el de Illetes ocurrido a finales del pasado mesfinales del pasado mes. Una tintorera, al parecer herida y desorientada, se paseó por el balneario de Illetes suscitando el pánico entre bañistas y turistas, como bien se encargaron de reflejar los tabloides sensacionalistas de los principales mercados emisores de esta isla.

Al día siguiente de su avistamiento, el escualo fue capturado en Playa de Palma y sacrificado por técnicos del Palma Aquarium tras evaluar su estado -desnutrido, con anzuelos y una herida en la cabeza- y determinar que no tenía ninguna opción de sobrevivir.

Sobre el presunto avistamiento ocurrido dos semanas después, en el que un joven de 24 años que venía de fiesta aseguró haber visto en la playa de Cala Major a las seis de la mañana "una tintorera de dos metros que entraba y salía de la orillatintorera de dos metros que entraba y salía de la orilla", este experto prefiere no hacer valoraciones.

Nadar al revés

Y sobre la última de las presuntas visitas de una tintorera al litoral mallorquín en lo que llevamos de verano, la supuestamente acontecida el pasado sábado en la playa dels Estanys de la Colònia de Sant Jordi, Grau matiza que todavía no ha visto ninguna foto que certifique la presencia del escualo en este arenal del Migjorn de la isla.

"Es muy raro. Además, si una tintorera te roza, no te provoca ninguna herida. Para poder hacerte un arañazo tendría que nadar a contrapelo, al revés, por la natural disposición de sus escamas, algo que dudo que pueda hacer esta especie", desmonta la historia de un turista atendido de un arañazo en el brazo provocado por un contacto con la rugosa piel del escualo.

"En las playas del sur de Mallorca hay muchas ferrasses ferrasses(pastinacas en castellano, rayas), que con sus aguijones pican cada día a muchos bañistas, pero tintoreras...", duda Grau, que revela además que se trata de una especie de tiburón que está muy machacada por la modalidad de pesca de palangre en superficie, arte con el que son capturadas accidentalmente ya que en realidad las especies diana son el atún y el pez espada. Aunque eso no evita que sean comercializadas.

"Basta que te pasees por cualquier pescadería de alguna gran superficie", lamenta Grau, que concluye asegurando que en estos momentos quedarán un 10% de las tintoreras que había hace veinte años y deplorando que, a diferencia del tiburón zorro o del marrajo, esta especie de escualo no esté protegida.

Independientemente de las causas que están detrás de las últimas apariciones de tintoreras en zonas de baño, el biólogo marino Gabriel Morey, miembro de la asociación conservacionista marina Ondine, asegura que en veinticinco años sumergiéndose en el agua solo ha visto dos tintoreras. Una en 2002 y en superficie, cuando navegaba por el litoral de la Serra a una milla de distancia de la costa, y la otra cuando ayudó a sacar a mar abierto a otra que, desorientada, se había metido en el puerto de Palma.

Lenta recuperación

Sobre la merma de esta especie, Morey matiza que la prohibición de pescar con redes de deriva es una buena noticia para su supervivencia pero que los tiburones, como las rayas, tardan mucho en recuperarse. "Aunque pueden vivir hasta 20 años, no se pueden reproducir hasta los 4 o 5, dependiendo de su sexo. Son vivíparos, con placenta, y la gestación dura entre nueve y doce meses", ilustra el biólogo.

"Se trata de una especie pelágica que al nacer mide entre 35 y 50 centímetros, que puede llegar hasta los cuatro metros y que se alimenta de sardinas, boquerones y calamares, aunque son oportunistas y no desaprovechan un cetáceo muerto flotando a la deriva", añade. Aunque no es experto en ataques de escualos a humanos, Morey asegura que preferiría nadar con una tintorera cerca antes que con un marrajo, más robusto, potente e inquieto que la estilizada y elegante tintorera y que, además, es de la familia del tiburón blanco.