Nuevo ataque a los testigos del caso Cursach. En esta ocasión, se ha recreado una tumba con un montón de tierra junto a una cruz blanca pintada en la pared, frente al domicilio particular de un testigo protegido que ha declarado en contra de los intereses del empresario del ocio. No es la primera vez que este testimonio, antiguo camarero de la discoteca Tito's, ha venido denunciando que desde que decidió colaborar en la investigación ha venido sufriendo episodios de violencia, con la clara intención de que se aparte del caso.

Esta nueva amenazanueva amenaza se perpetró a finales de la pasada semana, días antes de que se celebrara el juicio contra un individuo de nacionalidad rumana (que estuvo trabajando de portero de seguridad en Tito's), por dedicarse a perseguir a testigos para advertirles de que fueran con cuidado con lo que iban a declarar ante el juez.

El autor de esta amenaza, que no se sabe quien es, logró entrar en el edificio en el que vive este testigo y a pocos metros de la puerta de su domicilio amontó tierra en el suelo. Después dibujó un círculo alrededor del montículo y acto seguido pintó una gran cruz blanca en la pared de la escalera. El mensaje que quería dejar el autor de esta amenaza no deja lugar a dudas: el testigo terminaría muerto y enterrado si seguía declarando sobre el caso Cursach.

Este testigo, que también es un antiguo trabajador de la discoteca Tito's, se enfrentará hoy al antiguo compañero que le estuvo persiguiendo tras enterarse de que había declarado en la causa. El individuo que se sentará en el banquillo es el llamado Marian C.S., de 40 años, que casualmente regresó a Mallorca tras pasar varios años en su país, una semana después del ingreso en prisión de Cursach. El acusado había estado trabajando en la discoteca del Paseo Marítimo.

Según el escrito de acusación de la fiscalía, días después de que el testigo protegido hubiera declarado ante el juez, Marian realizó unos comentarios en un bar del Paseo Marítimo. Le dijo a una mujer que "quitaría del medio al mariquita de Tito's" (refiriéndose al testigo), y que lo haría de dos maneras: meterlo en un coche y tirarlo por un puente simulando un suicidio o un ahorcamiento. Le dijo que ya lo había hecho otras veces y que, como coartada, sacaría un billete con destino a Eivissa para el mismo día del hecho. Durante el mes de marzo el acusado, que está en prisión, estuvo merodeando en los alrededores del domicilio del testigo protegido, acechándolo y haciéndole notar su presencia para intimidarlo.

Maniobras de intimidación

El acusado no siempre actuaba solo, sino que lo hacía acompañado de un compatriota, que tras ser detenido decidió colaborar y reconoció que el objetivo de este acoso era para intimidar al testigo. Al compartir celda los dos compatriotas, el acusado le confesó a su amigo que cuando saliera a la calle "iba a quitar del medio" al testigo protegido y lo iba a matar. De momento hay dos personas en prisión acusadas de amenazar a este colaborador de la justicia. Los dos son rumanos. El segundo está acusado de agredir a la víctima en el párking de su casa.

Por otra parte, la Audiencia de Palma ha vuelto a respaldar al juez Penalva y lo ha hecho justificando, una vez más, la prórroga del secreto del sumario de la investigación del caso Cursach. Es la segunda vez que el tribunal se pronuncia sobre esta polémica, que impide de momento a los acusados tener acceso a todas las pruebas que se han ido recabando y que justifican el ingreso en prisión del empresario. La defensa de Cursach fue la que recurrió la última prórroga.

Imagen de la falsa tumba junto a la cruz.