El alud de licencias de alquiler turístico de los últimos meses continúa. Pese a la aprobación ayer en el Parlament de la reforma que regula el arrendamiento y establece de paso una moratoria de hasta un año para inscribir nuevas viviendas para su alquiler vacacional, la norma no estará en vigor hasta que la públique el Boletín Oficial de Illes Balears (BOIB). Con lo que la avalancha continúa con los últimos rezagados que quieren aprovechar las ventajas de la normativa del 2012 (PP, Bauzá), válida hasta que el BOIB muestre la nueva ley y su moratoria.

Eso ocurrirá previsiblemente mañana, cuando la ley se refrenda en el BOIB, aunque fuentes del Govern no descartan que quede para el número siguiente, que llegaría ya el sábado. En cualquier caso, queda claro que el anuncio de moratoria que hizo ayer el vicepresident y conseller de Turismo, Biel Barceló (Mes), era parte de la retórica del discurso, toda vez que formalmente esa paralización tiene que aparecer en el Boletín Oficial (como ocurre con todas las leyes).

El resultado es que la carrera por hacerse con licencias de alquiler turístico sigue. Y a ritmo frenético. Durante toda la mañana ha habido gente esperando en el patio de la Conselleria de Turismo para entregar el documento que inicia el proceso. Se trata de la Declaración Responsable de Inicio de Actividad Turística (Driat), con la que el propietario del inmueble informa de que cumple todos los requisitos, paga un mínimo de 315 euros de tasas y puede empezar a operar.

Luego es la Conselleria la que ha de comprobar si la declaración se cumple, pero mientras tanto la autorización está en vigor, siempre y cuando de verdad se cumplan esos requisitos. Que son claros: son los de la ley de 2012, que solo permite alquilar a turistas en casas aisladas, chalets adosados y casas de pueblo entre medianeras, siempre que tengan un máximo de doce plazas. Eso excluye a los pisos en bloque de vivienda plurifamiliar, aunque hay quien lo ha intentado estos días, desconcertado por la ceremonia de confusión en la que se ha convertido la aprobación de la ley que debía poner orden en la selva de alquiler turístico ilegal y masificación turística y ha acabado aumentando el desconcierto político y ciudadano.

Colas en distintas sedes para acogerse a las ventajas

Las esperas en Turismo se repetían en otras dependencias conveniadas para admitir el documento, tales como los ayuntamientos, el Consell Insular o la sede del Govern en el Parc Bit. Quienes presentan hoy la declaración saben que tienen derecho a una licencia que no caduca ni hay que renovar, ni depende de las zonas de alquiler turístico que establezca a partir de ahora el Consell de Mallorca, en contraposición con las autorizaciones que crea la nueva ley: cuando se publique en el BOIB, habrá que esperar meses a que el Consell defina en qué áreas de la isla está autorizado el alquiler turístico y, una vez que ese trabajo este hecho, se volverán a abrir la ventanilla a las solicitudes, pero solo para conseguir una autorización únicamente posible en las zonas permitidas para el vacacional, que además habilita para solo cinco años de caducidad y está sujeta al cumplimento de nuevas exigencias de calidad más duras.

De ahí la avalancha de los últimos meses, que aún dura hoy. No hay datos de esta mañana, más que nada porque las licencias (Driats es su nombre técnico) se presentan en muchos puntos distintos. Aunque sí hay números de los últimos meses. Los pudieron leer en Diario de Mallorca. Y son reveladores: desde que se conoció en diciembre del año pasado el proyecto de reforma del alquiler vacacional del Govern, los propietarios pasaron de presentar 150 peticiones al mes a rondar las 600. La dinámica se ha mantenido en los últimos días, cuando muchos han aprovechado para beneficiarse de la ley Bauza de alquiler turístico. Y siguen intentándolo hoy, al día siguiente del anuncio por Biel Barceló de una moratoria de alquiler vacacional que en realidad entrará en vigor mañana o el sábado.

Sigue el lío generado por Podemos

Mientras tanto, sigue el caos generado por el lío en la votación que se hizo ayer Podemos, que ha dejado en el aire una normativa trabajada durante meses por el Govern de PSIB y Més y los juristas y gestores políticos de la Conselleria de Turismo (Més). A estas horas, aún están interpretando qué ocurre con la ley estrella de la legislatura, que como han leído hoy en este diario, no saben cómo queda después del tropezón de Podemos y la aprobación parcial de la reforma.