Sa Dragonera cumplió ayer 40 años desde que se declaró parque natural. La isla recibió a decenas de antiguos manifestantes que se reunieron para festejar la 'victoria' ante el poder político. Estas personas, que participaron desde diferentes lugares de Balears, cuentan sus testimonios de antaño.

Entre risas y caras de felicidad llegaron los antiguos manifestantes desde Mallorca. Era el día en el que consiguieron que no se edificase sobre sa Dragonera. Lograron tumbar las iniciativas políticas que pretendían construir casas y calles sobre esta isla.

Los consellers de Mallorca y de Balears de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca, Sandra Espeja y Vicenç Vidal, acompañaron a los partícipes de las antiguas protestas para darles una sorpresa. Esta consistía en una placa conmemorativa. La insignia se debe al movimiento ecologista que defendió la isla frente al proceso urbanístico.

La placa está situada donde acamparon decenas de manifestantes en 1977. "Me siento muy afortunada de poderos hacer este homenaje a vosotros y a todo el pueblo de Mallorca", expresaba la consellera. "Hemos pensado que es el lugar idóneo para colocar esta placa", afirmó. Según sus palabras, recuerda "a Mallorca porque ha sido un pueblo luchador y valiente".

"Fue el principio de un camino social y ecologista". Espeja adelantó a los asistentes que les regalarían un obsequio muy personalizado por hacer que sa Dragonera no llegase a ser un "espacio de especulación urbanística".

Por su parte, el conseller de Govern, Vicenç Vidal, reconoció los riesgos a los que estaban expuestos los manifestantes durante las protestas. Se dirigió a los asistentes diciendo: "Además de haber salvado este espacio, hicisteis que mucha gente lo haya podido disfrutar".

Tras el acto, se celebró una ceremonia de entrega de premios. Se otorgó un obsequio a cada manifestante entre aplausos de los asistentes.

Los testimonios del 1977

Nofre Siquier es un hombre que residía hace 40 años en Eivissa. Afirma que en la isla pitiusa se organizó una manifestación para apoyar la causa de los mallorquines. "Participó mucha gente en el acto", garantiza. Gabriel González, otro de los manifestantes, confesó que eran dos colectivos diferentes: "Uno más libertario y otro más heterogéneo". Según sus cuenta, ambos grupos decidieron ocupar sa Dragonera. Fue uno de los que organizaba la llegada de comida a la isla, la comunicación y el transporte. "Era un movimiento bastante hippie", piensa. El acceso de alimentos en la isla se pudo llevar a cabo gracias a extranjeros que prestaron sus barcos. "Había un buque de la armada" que bloqueaba la isla. Finalmente, en 1987, les dio "la razón el Tribunal Supremo".

Carmen López fue una de las manifestantes más jóvenes del movimiento con tan solo 14 años. "La gente mostraba afinidad con lo que estábamos haciendo", declara. "Hablábamos con personas, pedíamos donaciones para poder mantenernos aquí", recuerda 40 años después.