En los últimos años desde las áreas que atienden temas relacionados con menores han detectado un incremento de delitos con violencia y de tipo sexual cometidos por adolescentes.

Así lo indica la consellera de Servicios Sociales, Fina Santiago, quien señala que no es que el número de menores que delinquen se haya disparado, sino que es más frecuente que al cometer un delito hagan uso de la violencia: si antes era solo es un robo, ahora cada vez más es un robo con violencia. Además, se dan más casos de violencia entre iguales o hacia adultos (especialmente, hacia sus progenitores). A su entender, los jóvenes recurren a la violencia como manera de resolver conflictos porque es lo que ven en la sociedad.

Santiago también cree que algunos jóvenes "banalizan" la sexualidad y apunta que en los últimos años también han crecido las agresiones sexuales. Por ello desde Servicios Sociales han incrementado la formación a sus profesionales ante este tema y se están planteando separar a las chicas de los chicos en centros de internamiento como Es Pinaret, donde ahora conviven.

Y es que, relata la consellera, han detectado casos de chicas que han sido víctimas de una agresión sexual y que a su vez deben cumplir con una medida privativa de libertad por haber cometido un delito, y que al llegar a los centros de menores se encuentran allí con el chico que las agredió.

Las chicas son minoría entre los menores que delinquen en Balears. El año pasado se dictaminaron 1.187 medidas judiciales a 514 chavales mayores de 14 años (la mayoría tiene más de una medida): de estos, el 84% eran varones. A estas 1.187 medidas decretadas el año pasado, se suman las que se dictaminaron en 2015 (o antes) y se siguieron ejecutando en 2016. En total, en 2016 se llegaron a ejecutar 2.539 medidas judiciales para menores.

La mayoría de las medidas decretadas en 2016 (un total de 915) no supusieron privación de libertad: al menor se le somete a libertad vigilada; se le pone una orden de alejamiento o ha de seguir un programa de convivencia, por citar las resoluciones más frecuentes.

En un centenar de casos las medidas son extrajudiciales: el juez las dictamina cuando se trata de un primer delito o cuando no es muy grave. Buscan la conciliación con la víctima o (de momento en una minoría de casos) la reparación del daño: por ejemplo, si un chaval ha estropeado el jardín del vecino, pues debe arreglarlo.

Un total de 165 medidas judiciales acordadas en 2016 supusieron privación de libertad: la mitad de estos menores está en régimen semicerrado; un 22% vive en un "hogar terapéutico" acotado para jóvenes con problemas de salud mental y ubicado dentro del centro de Es Pinaret; un 5% sale el fin de semana; y un 12% está en régimen cerrado de reclusión las 24 horas.

En total, en 2016 casi medio centenar de menores (488) estuvieron en algún momento y más o menos tiempo privado de libertad por haber cometido un delito. Usualmente esta medida se decreta cuando la acción es grave o ha habido reincidencia (el 70% de los menores internados son reincidentes). Esta tasa de reincidencia ha ido en aumento en los últimos años, con lo que también han crecido las medidas judiciales que suponen restringir la libertad de los menores.

En Mallorca existen tres centros para que los menores cumplan estas medidas. Es Pinaret es donde se ubica normalmente a los menores con régimen cerrado y tiene 45 plazas, pero usualmente tiene más de 50 internos y en ocasiones ha llegado a los 62. Es Fusteret tiene una quincena de plazas, destinadas a acoger sobre todo a los menores en régimen semiabierto. Mussol es el tercer centro existente, que nació para descongestionar Es Pinaret y tiene una capacidad para 12 menores que cumplen medidas en régimen semiabierto o abierto.