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Opinión

El problema de Més se llama Urdangarin

El problema de Més se llama Urdangarin

Igualar en corrupción al PP con Més exige una sobredosis de indecencia, equivale a comparar la potencia de fuego de Trump y de Kim Jong Un. Los populares citan a los líderes ecosoberanistas en la comisión del Senado, porque quieren compartir una hegemonía delictiva sustentada en millones de euros sustraídos y en siglos de cárcel.

El PP debería reflexionar sobre la cesión del monopolio de la corrupción, que le ofrece generosos réditos electorales. Y Més tampoco debe dejarse deslumbrar por el palmarés compartido con los populares en el Senado. El verdadero problema de los ecosoberanistas no se llama Rajoy, sino Urdangarin.

Por lo menos, la amenaza viene en ambos casos de Madrid. Del Tribunal Supremo, en el caso de Urdangarin. La lectura continuada de resoluciones jurídicas no autoriza a creerse capaz de desbrozarlas, igual que la lectura de prospectos de medicamentos no legitima a sentirse farmacéutico. Sin embargo, la reiteración rumiante enseña a captar la melodía.

Bajo este criterio instintivo, un alto cargo de Més puede echarse a temblar al leer el recurso de la fiscal del Supremo contra la tibia y tímida sentencia de la Audiencia de Palma, en el caso Infanta. La furia documentada pero implacable con la que se abordan prevaricaciones y malversaciones en el seno de la Familia Real, adquiere un correlato instantáneo con los contratos generosos que las instituciones ecosoberanistas concedieron a sus allegados.

La fiscal despacha sin suturas ni sutilezas que los contratos del PP a Urdangarin se concedían "por razón de su matrimonio", y "solo por esta circunstancia". Basta sustituir al cuñado del Rey por el jefe de campaña para visualizar la coincidencia metodológica. El sarcasmo dirigido a unos foros "de dos o cuatro días" se transmite sin rugosidades a un contrato para analizar el público de la Simfònica, o a otro regalo estéril por fraccionado.

También citado por el Senado, el jefe de campaña Jaume Garau es el Infante de Més. Tan inocente como la Infanta, pero en menudo lío ha metido a sus hermanos políticos. Los dirigentes de Més deben implorar a los dioses ecosoberanistas que los fiscales Anticorrupción estén atareados en otras corrupciones. Cort retiró la placa de la Rambla de los Duques a instancias de Més. La historia ha refinado sus estrategias de venganza.

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