A finales del próximo mes de julio está previsto que se celebre el primer juicio relacionado con el caso Cursach. No se trata de la pieza principal del caso, que todavía se encuentra en fase de investigación y de hecho en estos momentos sigue bajo secreto de sumario. Se trata de uno de los incidentes que han sufrido los testigos que han colaborado con la investigación, que denuncian haber sido amenazados por personas del entorno del empresario.

En concreto, el primer juicio se celebrará contra un individuo de nacionalidad rumana que se encuentra en estos momentos en prisión. Este extranjero estuvo trabajando durante mucho tiempo como portero de la discoteca Tito's. Se marchó a su país, donde pasó una larga temporada, y casualmente regresó a la isla una semana después de que se decidiera el ingreso en prisión del empresario Bartolomé Cursach y de su ejecutivo Bartomeu Sbert.

Este individuo, junto a un compatriota, se dedicaron, según sostiene la acusación, a perseguir y a amenazar a varios extrabajadores del grupo que han declarado como testigos. En concreto, uno de los testigos asegura que fue seguido por estos individuos por los alrededores de su domicilio y que, además, le dejaron en el buzón un dibujo de una cruz. El testigo lo interpretó como una amenaza.

La víctima, que siente miedo por todo lo que le está ocurriendo, ha mantenido que este individuo fue enviado, presuntamente, por los máximos responsables de la discoteca del Paseo Marítimo con una doble intención. Por una parte, amenazar a los trabajadores que ya habían colaborado con la investigación y, por otra, para coaccionar a los empleados que tenían intención de hacerlo.

Los testigos amenazados son los mismos que han venido confirmando que en la discoteca Tito's se organizaban fiestas privadas para un determinado grupo de policías locales, que eran invitados a drogas, alcohol y prostitutas. Los agentes de la autoridad que asistían a estas orgías han sido todos identificados, no solo por estos antiguos trabajadores, sino por clientes que asistían habitualmente a la discoteca.

Cursach nunca ha declarado en el caso. El día que fue detenido se acogió a su derecho a no contestar a ninguna pregunta. Lleva casi cuatro meses en prisión y hasta la fecha no ha presentado ningún escrito pidiendo poder defenderse de las graves acusaciones que pesan sobre él. Como imputado puede acogerse a su derecho a no declarar, pero como testigo no lo podrá hacer. Tendrá que responder y hacerlo contando la verdad. Su declaración la pide la defensa. El empresario fue trasladado hace una semanas a una cárcel de la península. En concreto, está en el centro de Alicante, una de las más modernas cárceles del país. El juicio contra el rumano ya está señalado, pero no está previsto que el empresario sea trasladado a Palma para que asista a esta vista como testigo. Su declaración se realizará a través del sistema de videoconferencia. El juicio durará dos días y se celebrará en el juzgado de lo Penal número 4 de Palma. El acusado será conducido desde la cárcel.