El sector que agrupa a restaurantes, bares y cafeterías está registrando un incremento espectacular durante los últimos años en Mallorca, paralelo al desarrollo de la actividad turística. Pero este impulso se está viendo acompañado de un auge similar de 'vecinos' indeseados, a la vista de la proliferación de establecimientos que desarrollan la actividad dentro de la más flagrante ilegalidad o que limitan su funcionamiento a una sola temporada alta, que exprimen al máximo para luego abandonar el local y dejar en muchos casos un reguero de deudas a sus espaldas, según denuncia el presidente de la patronal de este sector, Alfonso Robledo. Este fenómeno ha llegado a tal punto que las empresas que suministran bebidas y alimentos ya solo aceptan dar servicio a los nuevos clientes si se les paga por adelantado o se les garantiza el cobro a través de una aseguradora.

El crecimiento que el sector de la restauración está teniendo en la isla es indiscutible. En abril de 2013 había en el conjunto de Balears 5.825 negocios dedicados a servicios de comidas y bebidas dados de alta en la Seguridad Social. En ese mismo mes de este año, esa cifra se había incrementado hasta los 6.811. En cuatro años, han abierto prácticamente un millar más de estas empresas. Y esta cifra agrupa solo a las que se han dado de alta, dejando de lado las que no están registradas.

Competencia irregular

Este segundo grupo es uno de los que está aumentando de forma más notable, según señala Alfonso Robledo. El presidente de la Asociación de Restauración de Mallorca denuncia la proliferación de chalés que son alquilados por cocineros llegados principalmente de Alemania y el Reino Unido y que, sin contar con las pertinentes autorizaciones, dedican esta vivienda a prestar un servicio de restauración que se anuncia en muchos casos por internet y que mayoritariamente "es de calidad y con menús de precio elevado, pero sin contar con los permisos necesarios y sin pagar impuestos", lo que los convierte en una competencia claramente irregular. En este sentido, Robledo advierte de que ante esta proliferación, su asociación va a poner en marcha la correspondiente campaña de denuncias.

Negocios de una temporada

El segundo problema, igualmente en aumento, es el alquiler de un establecimiento situado en zona de costa para explotarlo como bar o restaurante solo durante una temporada alta, con la única intención de obtener el máximo beneficio posible aprovechando el boom turístico, para cerrarlo al llegar octubre y desaparecer. En este caso, la calidad no suele caracterizar estos negocios (centran su actividad en clientes de paso y que no se intenta fidelizar) y en muchas ocasiones dejan detrás de sí un importante volumen de deudas, con los proveedores como principales damnificados, especialmente entre las firmas de cervezas. Además, se produce el correspondiente deterioro de la imagen de la isla.

El presidene de la asociación de distribuidores de alimentos y bebidas de Balears, Bartolomé Servera, confirma el daño que este tipo de establecimientos provocan en las empresas que representa, aunque subraya también que éstas han aprendido la lección: cuando se trata de un nuevo negocio o que ya cuenta con antecedentes de impago, no se le sirve ni un pedido que no haya sido abonado previamente o que no cuente con el respaldo de una aseguradora.

Pese a estas medidas, Servera reconoce que no hay temporada que no se cierre con impagados por valor de muchos miles de euros, provocados tanto por personas que abren un negocio de restauración sin tener los conocimientos necesarios, lo que los aboca al fracaso, como por los "especialistas en los concursos de acreedores", en referencia a los que buscan solo maximizar beneficios durante un corto intervalo de tiempo dejando luego impagos a sus espaldas.