A veces una tempestad en contra mueve una marea a favor. Y entonces arrasas con un TIL y su alma torcida de política lingüística no consensuada. Pero otras veces no hay tempestad, ni contra, ni siquiera viento, solo calor agobiante, y toca sudar una marea de valores y decisión. Y en esas está la Obra Cultural Balear, que después de años impulsada por las miles de gargantas que gritaron su indignación contra el PP de Bauzá y su trilingüísmo forzoso, hoy saca músculo clamando por el catalán casi en la intimidad, sin mareas, pero con mareos de ola de calor como los de ayer e ideas muy claras: la Diada per la Llengua 2017 reivindicó este año la normalidad, vestida de necesidad, dijeron, de hacer del uso del catalán algo habitual, cotidiano, elemental. "Os invitamos a hacer cada día una diada, a hacer lo que es normal en cualquier país: hablar siempre la lengua de aquí, la catalana", decía, en el discurso pronunciado en Ses Voltes bajo "un sol de justicia", el presidente de la Obra Cultural Balear, Jaume Mateu, que expresaba (en catalán, claro) su deseo de ganar corazones con la lengua y "facilitar el camino para que los que no sean catalanohablantes lo deseen ser".

Le aplaudían cientos donde hace unos años había cientos de miles, pero entonces la amenaza era otra. Y probablemente la temperatura, también. Lo tiene claro Jaume Mateu, que sabe que el calor de la lucha ha bajado, pero avisa de que las amenazas permanecen: "Debemos mantener la vigilancia extrema para no consentir ningún recorte, ningún retroceso, en nuestros derechos lingüísticos. Volveremos a pedir a nuestras administraciones que inviertan más en el ámbito lingüístico y cultural, y lo haremos con determinación, sin complejos, ni miedo", proclamaba el presidente de la OCB, organización que cumple 55 años en 2017 y los celebra con un consejo a los políticos: "Vayamos siempre a alcanzar máximos, no a cubrir mínimos", enunciaba Mateu, antes de reclamar militancia en la OCB para luchar "contra dependencias, sumisiones y expolios como un modelo fiscal de relación con España que nos perjudica".

Que la injusticia del modelo de financiación autonómica nunca falla en la Diada per la Llengua. A la cita con la historia y la lengua no faltaba de hecho ayer ninguna tradición. Ni las de antes ni las de hoy. Fieles a su compromiso con la reivindicación festiva acudían las pancartas de "Madrid ens roba" y las colles castelleres, colores y mensajes entreverados con la tradición moderna de esas camisetas verdes que simbolizaron la oposición a la política lingüística del PP.

Entonces las diadas en defensa del catalán eran masivas. Ahora son más épicas: acudir a Ses Voltes en la tarde de más calor de lo que va de año era pura heroicidad, y aún así abundaron los héroes. No eran los miles de cuando el TIL enroló a cientos de miles en su contra, pero sí las decenas que no fallan ni cuando toca sudar la gota gorda para mantener viva la llama de la defensa del catalán. Que el sudor es constancia, y ese era ayer el mensaje de la Obra Cultural Balear: firmeza y decisión para cumplir con el lema de ayer, "de cada dia, una diada".

"Seguiremos trabajando por ilusiones colectivas, haciendo país como desde hace 55 años", prometía Jaume Mateu, que llevó su defensa de la normalidad del catalán a la lucha por esa normalidad democrática que es votar, en este caso en referéndum por la independencia: "La Obra Cultural Balear da todo su apoyo a nuestros hermanos catalanes, que el día 1 de octubre decidirán pacíficamente qué quieren ser". Si les dejan...

Diada OCB

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