La testigo clave que afirma que los políticos del PP José María Rodríguez y Álvaro Gijón acudían con frecuencia a orgías sexuales no solo ratificó ayer ante el juez esta afirmación, sino que aportó más datos para demostrar que no se inventa la historia. Siempre sugún su testimonio, ella era la madame del prostíbulo de la calle Lluís Martí de Palma donde, según afirma, los dos políticos mantenían relaciones sexuales con prostitutas y consumían grandes cantidades de cocaína. Los dos compañeros de partido nunca coincidían en el prostíbulo. La única cosa en común que tenían ambos políticos es que ninguno pagaba. "La factura la abonaba Bartolomé Cursach en persona", afirmó ayer la mujer en presencia de los abogados de la defensa.

Hace unos días esta mujer sufrió una brutal paliza cometida por dos sicarios, a los que la Policía continúa buscando y que muy posiblemente han huido de la isla. Los moratones y los golpes que tiene en la pierna y en los brazos eran claramente visibles.

La testifical adelantada de esta mujer trancurrió durante mañana y tarde, en un acto que se prolongó durante ocho horas y que presidió el juez Penalva, que esta semana decidió levantar el secreto sobre las diferentes declaraciones que ha realizado. La mujer ha confirmado la mayoría de sospechas que tenía la Policía, como por ejemplo la organización de fiestas para policías locales en la discoteca Tito's o el pago de sobornos económicos a los mandos policiales.

Por la mañana, y ante las preguntas del fiscal, la mujer aclaró que ella no había trabajado nunca de mujer de compañía, pero sí era cierto que había montado, junto a una socia, un prostíbulo en la calle Lluís Martí . Detalló, por ejemplo, que era su socia quien llevaba al prostíbulo a José María Rodríguez, expresidente del PP de Palma. Se intentaba satisfacer todos los deseos de este cliente. Al político, siempre según ella, le gustaba tanto observar como mantener relaciones sexuales con varias personas a la vez. Primero mantenía relaciones con una sola mujer, pero cuando llevaba varias horas en el piso, "pedía que le trajeran mujeres de la calle". La testigo mantiene que ella nunca participó en estos juegos sexuales, pero presenció, porque estaba en el piso, cómo intervenían tanto mujeres (todas prostitutas de máximo nivel), como chicos jóvenes, que muchas veces realizaban escenas pornográficas para satisfacer al que fuera delegado del Gobierno en Baleares. En el piso también se consumía todo tipo de bebidas caras, como por ejemplo champán de la marca Moët Chandon. Aseguró que Rodríguez pasaba horas y horas disfrutando del sexo en este piso.

La mujer afirmó que era habitual que en estas bacanales sexuales se consumiera cocaína, tanto el cliente, como las mujeres que se prostituían. La testigo aseguró que esta situación se repitió en varias ocasiones. Explicó que era su socia quien tenía relaciones con los clientes, mientras que ella se encargaba de cobrar los servicios sexuales. Y fue muy explícita cuando aseveró que, en el caso de Rodríguez y Gijón, la indicación que tenían era que ninguno que los dos políticos pagara la cuenta, ya que el servicio corría a cargo de Cursach.

Aunque no pudo detallar el número de ocasiones en las que los dos políticos del PP participaron (siempre por separado) en estas orgías sexuales, la mujer insistió en que se fueron repitiendo durante años. Los servicios siempre los abonaba Cursach en persona, según detalló la testigo, que aseguró que el empresario pagó facturas de distintas cantidades y que nunca le discutió el precio. La más cara de todas fue de 36.000 euros y correspondía a un servicio sexual de casi toda una jornada, con la intervención de varias chicas a la vez.

Estas orgías sexuales, según ratificó ayer la testigo, no solo se organizaban en el piso, sino que también se celebraban en la finca que Cursach tiene en la zona de Puntiró. Explicó que ella misma conocía a las chicas que participaran en estas fiestas sexuales, confirmando también la violencia con la que se empleaban los participantes. Confirmó que a una chica le destrozaron el bazo y que tuvo que ser hospitalizada. La mujer era brasileña y huyó a su país. La testigo ratificó que Rodríguez era asistente habitual a estos encuentros sexuales, que se celebraban después de una partida de cartas que organizaba el poderoso empresario.

La mujer también relató que Gijón acudía al prostíbulo acompañado de su chófer, con quien esta semana mantuvo un careo. Afirmó que Gijón fue cliente hasta hace relativamente poco tiempo. Explicó que el diputado y concejal del PP nunca coincidió en el piso con su compañero de partido y aclaró que a Gijón no tenía, ni de lejos, los mismos gustos sexuales que Rodríguez. La principal exigencia que imponía es que las chicas con las que mantenía relaciones sexuales también consumieran cocaína. Este dato, ayer ratificado en presencia de los abogados, ya lo había manifestado en una de las declaraciones que realizó esta mujer ante el juez Penalva y del fiscal Subirán. La testigo también ratificó que, con motivo de la organización de un campeonato de pádel en el gimnasio de Cursach, el dirigente político le envió a comprar droga.

También se refirió la mujer a los policías locales que acudían a las fiestas sexuales que se organizaban en la discoteca Tito's, con presencia de droga y prostitutas. Identificó, aunque alguno con algunas dificultades, a la mayoría de funcionarios que ya había señalado cuando el juez Penalva le mostró las fotografías de estos policías. Y también confirmó que ella misma había presenciado como el empresario Pascual, de Pabisa, le entregaba un sobre con dinero a dos de los principales mandos de la Policía Local de Palma. Aclaró que nunca había mantenido relaciones sexuales con el exjefe, Joan Mut.