La concesión del Princesa de Asturias de Investigación Científica se ha personificado en Rainer Weiss, Kip Thorne y Barry Barish, considerados como los padres de las ondas gravitacionales, si bien han contribuido al hallazgo los miles de investigadores de más de una treintena de instituciones y de una quince de países distintos que forman parte de la iniciativa internacional LIGO.

Y entre esos miles de investigadores se encuentran los doce del Grupo de Relatividad y Gravitación (GRG) de la Universitat, que, bajo la dirección de Sascha Husa y Alicia Sintes , constituye el único equipo español que ha participado desde el principio en la línea abierta por LIGO para detectar las ondas gravitacionales.

“Da mucha publicidad”

Husa mostró ayer su satisfacción: “Estamos muy contentos, para nosotros este premio es muy, muy importante”. Valoró que sea el reconocimiento científico más importante de España al entender que eso “da mucha publicidad y permite que se conozca el proyecto en otros países europeos”.

Asimismo, aplaudió que este reconocimiento, atraerá también a gente joven con el mensaje de que “la ciencia es interesante y se puede llegar muy lejos”. Ahondó: “Esperamos que nos ayude a atraer más gente a la Universitat, más gente joven a nuestro departamento”.

El Grupo de Relatividad y Gravitación de la UIB se financia con fondos nacionales y autonómicos, y está constantemente buscando nuevas vías de financiación. Por ello, según el científico, un premio como el Princesa de Asturias ayudará a encontrar nuevos fondos, en especial, europeos, para continuar con la labor de investigación.

Concluyó: “Estamos muy agradecidos con el premio y con la sociedad de Balears por hacerlo posible”.

Su compañera, Alicia Sintes, se enteró del anuncio al bajar del avión (lleva a cabo una intensa labor de difusión y coordinación con otros grupos que la hace viajar con mucha frecuencia) y celebró el nuevo reconocimiento a través de las redes sociales.

Sintes, profesora del Departamento de Física, fue una de las investigadoras que intervino en la puesta en marcha de esta línea de trabajo en la UIB en 1997, y junto a Husa, forma parte del Consejo de LIGO, con el que colaboran desde 2007.

Las ondas gravitacionales son alteraciones del espacio-tiempo generadas por fenómenos violentos, como la fusión de agujeros negros. En los últimos dos años se han detectado ya tres de estas ondulaciones, cuya existencia predijo Albert Einstein hace cien años y que la iniciativa internacional LIGO ha podido demostrar.

La importancia de este hallazgo radica en que supone una nueva manera de estudiar y recabar datos sobre el universo, como si los científicos tuvieran un nuevo sentido para conseguir información sobre el cosmos, sus fenómenos e incluso su origen. Por ello, la comunidad científica celebra este hito como la creación de una nueva disciplina: la astronomía gravitacional.