Un juzgado penal de Palma ha condenado a una mujer de 42 años a una pena de multa por una falta de coacciones por acosar al expresident del Govern y actual senador autonómico, el popular José Ramón Bauzá, a través de las redes sociales. La sospechosa, que padece una alteración psíquica, aceptó ayer en la sede judicial de Vía Alemania una multa de 15 días a razón de cuatro euros diarios tras declararse responsable de una falta de coacciones.

Según la versión de la fiscalía, que inicialmente acusaba a la ciudadana de un delito continuado de coacciones por el que pedía cuatro meses de multa con una cuota diaria de cinco euros, si bien ayer rebajó los hechos a una falta, entre los meses de mayo de 2014 y octubre de 2015, envió a José Ramón Bauzá de forma constante, en ocasiones varias veces al día, numerosos mensajes a través de las redes sociales Facebook y Twitter en los que le exigía que le respondiera.

La magistrada apreció ayer la circunstancia atenuante eximente incompleta por anomalía o alteración psíquica, ya que la sospechosa fue declarada incapaz para administrar y disponer de sus bienes por una sentencia de diciembre de 2012 de un juzgado de primera instancia de Valencia. Así, se le nombró como tutor una fundación del Consell de Mallorca.

Según el ministerio público, la mujer padece un trastorno de ideas delirantes de tipo obsesivo y un trastorno ansiosodepresivo de carácter permanente. Por ello, tiene sus capacidades mentales disminuidas.

El expresident Bauzá, al conocer estos hechos, retiró su denuncia y pidió el archivo del caso meses atrás. Renunció a las acciones civiles y penales contra la acusada. Ayer el abogado de la acusación particular se retiró al inicio de la vista oral. José Ramón Bauzá presentó un escrito informando de que no podría comparecer en el juicio al estar en el Senado.

Los hechos ocurrieron entre mayo de 2014 y octubre de 2015 cuando la mujer envió al expresident numerosos mensajes a través de las redes sociales y del teléfono móvil de su madre en los que de forma reiterada, incluso varias veces al día, en tono conminativo le exigía que le respondiera. "Hasta que no me conteste no le voy a dejar en paz", le decía.