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Carmen Sarabia: "En los hogares hay más maltrato a los mayores que en hospitales o residencias"

El perfil más vulnerable es el de mujer de más de 80 años con dependencia física y deteriorio cognitivo

"Cumplir años no es sinónimo de restar en respeto y buen trato", defiende Carmen Sarabia. g.bosch

P ¿Qué entendemos por maltrato o trato inadecuado a las personas mayores?

R El maltrato es un término legal tipificado en el código penal como acto voluntario único o repetitivo que conlleva consecuencias negativas para quien lo recibe. Puede ser físico, psíquico, sexual, negligencia o abandono, económico…en el caso de los mayores los más frecuentes son físico, psicológico y económico. No todas las personas mayores son vulnerables a este maltrato, existe un perfil claro: mujer, de más de 80 años, con una dependencia física importante, deterioro cognitivo y cuyos cuidados son de larga evolución.

P¿Hasta qué punto es habituales en hospitales y residencias de nuestro país?

R Contrariamente a lo que la gente piensa no es en las instituciones donde se da el maltrato: se da más en los hogares y es en las instituciones donde se detecta (una persona mayor que acude por fracturas extrañas, o está sucia…). Es muy difícil decir un porcentaje porque solo se puede hacer indirectamente o a través de denuncias, y hay muy pocas: suelen hacerlas los profesionales, pero deben contar con la autorización de la persona si está capacitada cognitivamente. Las estadísticas de la OMS hablan de entre un 5 y un 10% de maltrato, mayoritariamente en el hogar y en la mayoría de los casos por un cuidador o familiar. Y ahí es donde las instituciones, especialmente la Atención Primaria juega un papel decisivo para detectar situaciones de maltrato.

P ¿La sociedad española respeta y trata como debería a estas personas?

R No hay ni un solo país que se salve, ni siquiera Japón: es una de las poblaciones más envejecidas del mundo y se le considera una cultura respetuosa con sus mayores pero recientemente está denunciando graves situaciones de abandono. España sigue siendo cuidadora de los mayores en el entorno familiar, tenemos pocas camas y recursos de media y larga estancia para ellos en relación a los países por ejemplo del norte de Europa. Y la crisis económica ha propiciado o que el mayor sea atendido en el entorno familiar aún cuando podría estar mejor cuidado en un centro residencial. Se han detectado más denuncias por negligencia y abuso económico en los últimos ocho años que en los 20 anteriores.

P ¿Es un trato inadecuado hablar a las personas mayores con un tono paternalista o condescendiente o llamarlos genéricamente ‘abuelos’?

R De la misma manera que no esperamos de un niño de seis años la responsabilidad de adulto para conducir un coche, ¿por qué tratamos a alguien de 80 años como si tuviese seis? Cumplir años no es sinónimo de restar en respeto y trato adecuado: ¿Por qué a las personas de 40 no se les da un trato paternalista o condescendiente y al de 80 sí? A ese trato se le llama ageísmo. Las conductas de infantilizar, decir “es como un niño”, llamar abuelo, achacar problemas de salud a la edad para restarles importancia, es una forma de mal trato, que en algunos países del norte de Europa ya está tipificado como atentado al honor en la legislación.

P ¿Y el maltrato institucional?

R Existe, pero casi no hay estadísticas porque la familia no lo denuncia o no lo detecta. No obstante todos conocemos noticias terribles. Si sabemos que hay casos en centros: ¿Dónde está la legislación y las inspecciones? Existen formas de regularlo, perseguirlo y de castigarlo…¿dónde están? Aunque por desgracia el mayor porcentaje se da en el hogar, y es mucho más difícil acceder.

P Este diario publicó en 2015 la información de que desde la facultad de Enfermería y en coordinación con la conselleria de Salud se preparaba un protocolo de Prevención y Actuación ante el Maltrato para que personal y estudiantes en prácticas pudieran identificar y saber cómo denunciar estas situaciones. Colectivos del ámbito sanitario se indignaron con el artículo defendiendo su buen trabajo, ¿pero negar que puede haber malos profesionales que incurran en estas malas prácticas no dificulta acabar con el problema?

R Desconozco el caso, pero los protocolos deben partir siempre de las propias instituciones, de los hospitales y centros de salud. De otro modo siempre generará rechazo a los profesionales, no por miedo a ser cuestionados (son sometidos a inspecciones) sino por dotar de responsabilidad a un estudiante en formación para detectar una situación tan compleja.

P ¿Cómo controlar que no haya abusos en los hogares donde las personas mayores dependientes son atendidas por cuidadores?

R Curiosamente es el cuidador familiar el que maltrata y en un porcentaje más pequeño el cuidador profesional del hogar. Hay una estadística en Francia de hace pocos años en la que era mayor el maltrato de niñeras a niños que de cuidadores profesionales en el hogar con personas mayores.

P ¿Ayudaría profesionalizar y regular el sector?

R En España quien contrata no lo exige y al ser un contrato privado entre dos personas es difícil regularlo. Para dar de comer o vestir a una persona en su domicilio la ley no contempla ningún título. Alguna comunidad y ayuntamientos sí regulan al menos los servicios de ayuda a domicilio. Otro matiz importante: el porcentaje elevado de economía sumergida en este sector. Es un problema cultural, pero sobre todo educacional: si va a contratar a alguien para cuidar a su familiar debe buscar buena formación, o al menos, buenas referencias y experiencia, pero también debe favorecer un trabajo digno a cambio.

P Sobre muchos abuelos recae la conciliación familiar de sus hijos, ¿abusar de ellos en este sentido podría llegar a ser incluso un tipo de trato inadecuado?

RYa hablamos del término del abuelo esclavo desde hace años. Con la crisis a ese rol de cuidador se le ha unido en muchos hogares el de mantener económicamente a hijos y nietos, lo que ha generado situaciones de abuso económico. Es un tema muy delicado y difícil de abordar: si la persona mayor asume esa situación es complicado hacerle ver que sus familiares pueden estar aprovechándose. Las personas mayores están empoderadas en muchos aspectos (recordemos que ha salido más a la calle en las manifestaciones en nuestro país que los jóvenes), el problema es el vínculo familiar establecido y los valores culturales: para ellos ayudar es una obligación y un deber, incluso aunque vean el egoísmo, y viven como una traición el quejarse o revelarse. Hay que trabajar con ellos los sentimientos de culpa y los pensamientos que confunden amor y obligación con dejarse avasallar, aunque sea su propia familia.

P ¿Está la legislación preparada para atender este maltrato ?

R No. De toda la legislación existente frente al maltrato (género, infancia) la menos desarrollada es la del adulto mayor de manera específica, pero especialmente, son los servicios sociales los que no están preparados, ni cuentan con recursos ante determinados problemas.

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