El pasado diciembre la familia de la niña que sufrió una agresión por parte de varios compañeros en el patio del colegio, en el barrio de Son Roca en Palma, anunció que presentaría una querella contra la directora, la subdirectora y una profesora por presuntos delitos de trato vejatorio, comisión por omisión y coacciones. Medio año después, el juzgado de instrucción número 11 no ha admitido a trámite la denuncia de estos padres, representados por el abogado Marcos García Montes.

La Fiscalía también se había opuesto a la tramitación de esta querella, que la familia quería completar con otra directamente contra el conseller de Educación, Martí March por presunta prevaricación al instruir el expediente disciplinario ante lo sucedido el 5 de octubre en el colegio Anselm Turmeda de Palma, cuando el forcejeo por una pelota por parte de varios niños acabó con esta niña de ocho años lesionada y con sus padres denunciando lo sucedido en Fiscalía de Menores.

El abogado de la familia había argumentado que la menor, de ocho años, había sufrido "lesiones graves"que habían hecho necesaria su hospitalización. Argumentó además que el centro habría fallado en su responsabilidad in vigilando ya que las profesoras que estaban de guardia en el patio no atajaron la agresión.

Denunciaron "inacción"

También denunciaron que ni el equipo directivo ni ningún miembro del profesorado llevó a la niña al médico y que habían instado a la familia "a no decir nada".

Los padres no quedaron satisfechos con la actuación del centro y tampoco con el proceder y la investigación de Educación, que, como también señaló en su momento la Fiscalía de Menores, tachó las lesiones de "leves".

La Conselleria, tras realizar un informe mediante el servicio de Inspección, concluyó que la niña había sido agredida (especificaron que había recibido un empujón y "alguna patada"), pero sin intención y en el marco de una 'pelea de patio' por una pelota. Se descartó que se tratara de un caso de acoso escolar.

Educación determinó que habían participado en la agresión un total de siete niños de diferentes edades: los tres que "participaron de forma más violenta" fueron expulsados cinco días; a dos niños de diez y once años también se les expulsó cinco días al entender que como eran los más mayores "tendrían que haber mediado para que no se produjera" la agresión; y otros dos alumnos, de diez y once años, fueron expulsados tres días. Además, en el centro se realizaron una serie de actividades y talleres contra la violencia.

Sobre el papel del centro educativo, Inspección concluyó que las profesoras que vigilaban el patio "no pudieron reaccionar"porque la riña duró "menos de un minuto" y porque "estaban realizando otras actividades". Después no se llevó a la menor al médico ya que ningún adulto apreció secuelas físicas que les hiciera pensar que era necesario.

La madre de la niña, Maribel Riera, mostró su disconformidad con la resolución hecha desde la conselleria de Educación ya que consideró que esos niños eran "muy violentos" y que deberían ir "a un colegio especial". También protestó por el hecho de que no se responsabilizara al personal del centro de no haber actuado durante la agresión y por no haberla llevado después al médico. Por eso su querella también incluyó la omisión de socorro.

El caso generó una gran expectación mediática en todo el país. El abogado García Montes, que aseguró haber ofrecido sus servicios de forma gratuita a la familia, llegó a anunciar que acusaría de intento de homicidio a uno de los menores implicados que, según él, tenía 15 años y por tanto ya podía. Fue desmentido que participara en la agresión ningún niño de esa edad y el letrado finalmente no presentó esta acusación. Las querellas que en diciembre presentó el letrado fueron por trato vejatorio, comisión por omisión y por coacciones.

El abogado sostuvo que el equipo directivo pudo coaccionar a los padres ya que según su relato se les conminó "a que no dijeran absolutamente nada y a que no fueran a Fiscalía".

La familia puede recurrir

Ahora que el juzgado ha rechazado tramitar la causa, la familia tiene la opción de recurrir esta decisión ante la Audiencia, algo que se prevé que anuncien hoy.

Los hechos sucedieron el cinco de octubre. Según el relato de Inspección, alumnos de diferentes cursos de este colegio jugaban al fútbol durante el recreo. La menor agredida iba con el equipo que iba ganando y al finalizar el patio cogió la pelota. Los niños que jugaban en el equipo contrario fueron tras ella hasta que la pillaron.

El informe que se hizo público doce días después de la agresión, señala que la niña cayó al suelo empujada por otro niño y se inició un forcejeo entre ellos por el balón, que la menor tenía aferrado "muy intensamente". Otro alumno se sumó a la disputa. Un tercero fue empujado involuntariamente por una estudiante, que a su vez fue empujada por otro.

Todos cayeron sobra la niña, que retenía la pelota. Otros dos críos se tiraron sobre ella también para quitarle la pelota y en ese momento alguien le habría pegado "alguna patada".