Bartolomé Cursach, el empresario que ha controlado el negocio del ocio nocturno de Mallorca, ya no se encuentra en la cárcel de Palma. Ayer, tal como adelantó este periódico en exclusiva, el reo fue trasladado a otro centro penitenciario, en concreto al que está situado en la provincia de Valencia. El próximo recluso que correrá la misma suerte será Bartolomé Sbert, ejecutivo del Grupo Cursach, que será trasladado a un centro distinto al de su jefe, aunque no se conoce la fecha de dicho cambio de prisión.

Los abogados de Cursach, tanto los que le representan en la causa que se instruye en el juzgado de instrucción número 12, como los que defienden sus derechos penitenciarios, han intentado por todos los medios que este traslado no se produjera, aunque no lo han conseguido. Una vez que ya se le ha llevado a Valencia, lo que se pretende es que un juzgado anule dicha decisión administrativa y se ordene su retorno a la cárcel de Palma. Sus abogados presentaron ayer una batería de denuncias. Por una parte, los letrados Fernando Mateas y Juan Socías recurrieron al juzgado de guardia para denunciar, en nombre de Bartolomé Cursach, que este traslado estaba vulnerando sus derechos constitucionales. Y, por ello, los abogados presentaron un habeas corpuspara intentar que la orden de traslado fuera anulada por ser una decisión ilegal. Sin embargo, esta iniciativa de la defensa fue desestimada por el juzgado, que no apreció que se vulnerara ningún derecho sobre el preso preventivo. El juzgado recordó que Cursach en este momento no tiene la condición de detenido, sino de preso, y que corresponde a Instituciones Penitenciarias la decisión de determinar el régimen que debe seguir, incluyendo un posible traslado a otro centro penitenciario. En este caso, el cambio de prisión responde a motivos de seguridad, dado que se había detectado que Cursach tenía un control sobre otros presos. Y para evitar que el recluso pudiera ir acumulando poder dentro del penitenciario de Palma, se optó por llevarle a otra cárcel, donde Cursach será una persona completamente desconocida para el resto de la población reclusa.

Contra la directora

Pero al margen de la petición de habeas corpus, el abogado Vicente Campaner, que fue contratado para defender los intereses penitenciarios de Cursach y para intentar evitar su traslado de la cárcel de Palma, también presentó ayer otra denuncia. La presentó contra la actual directora del centro penitenciario de Palma, María Jesús de Dios Corchero, que la pasada semana había denunciado al letrado ante la fiscalía. Campaner le denuncia por los delitos de prevaricación administrativa, detención ilegal y coacciones. El abogado ha denunciado que este traslado se ha realizado sin haber cumplido con las exigencias procesales y legales que exige este tipo de decisión. Al mismo tiempo, denuncia que la pasada semana fue retenido durante un tiempo en la zona donde los abogados pueden comunicar con sus clientes, sin que un funcionario le permitiera su salida. Campaner asegura que esta retención ilegal está directamente relacionada con la iniciativa que ha emprendido para defender los intereses penitenciarios de Bartolomé Cursach.

Cabe recordar que la pasada semana la directora de la prisión afirmó, en una denuncia que presentó en fiscalía, que el magnate de la noche se había negado a reunirse con el abogado Campaner. Sin embargo, el letrado, en su denuncia, asegura que no es cierto que Cursach no quisiera que le representara, sino todo lo contrario, estaba muy agradecido por sus iniciativas en defensa de sus derechos penitenciarios.

Su comportamiento

Los abogados entienden que no existen razones para justificar la decisión del departamento de Prisiones para acordar el traslado de Cursach a otro centro, entre otras cosas porque en los tres meses que lleva en prisión preventiva no ha protagonizado ningún tipo de incidente.

Pero Instituciones Penitenciarias ha adoptado esta decisión, no tanto porque Cursach haya mostrado un comportamiento conflictivo, sino por el control que ha conseguido de un numeroso grupo de reclusos. La última muestra de ello fue la carta que medio centenar de internos de la cárcel de Palma firmó para salir en defensa de Cursach y para solicitar que se anulara la orden de traslado. Los responsables del centro interpretaban que si antes de tomarse la decisión de traslado existía alguna duda del control que había conseguido tener Cursach en la cárcel, esta carta lo confirmaba.

Otra de las circunstancias que se ha tenido muy en cuenta para alejar al empresario de la cárcel de Palma son los episodios de amenazas, relacionadas con la investigación del caso Cursach, que se han producido dentro del propio centro penitenciario. Si bien es cierto que el empresario no ha protagonizado ninguna pelea, ni ha amenazado a nadie, se ha denunciado que un antiguo trabajador de la discoteca Tito's sí lo ha hecho. En concreto, El Ico, uno de los testigos del caso, denunció que un preso de nacionalidad rumana, llamado Marian, le estaba amenazando en la cárcel. Este extranjero, precisamente, se encuentra en prisión acusado de amenazar a antiguos trabajadores de la discoteca de Cursach, que han contado en el juzgado episodios muy graves de lo que se estaba haciendo en la discoteca del Paseo Marítimo, como por ejemplo organizar fiestas privadas con prostitutas para los policías locales de Palma.